Local

PSOE. Un Año: Un ‘vía crucis’ a la espera de las municipales

La nueva ejecutiva socialista, que cumple ahora su primer aniversario, está lidiando con una de las etapas más duras de los últimos 30 años

el 12 mar 2011 / 22:03 h.

TAGS:

Chaves abraza y da el testigo a Griñán en el último congreso extraordinario del PSOE.

Con la voz entrecortada de emoción, Manuel Chaves proclamó hace un año sobre su sucesor al frente de la secretaría general: "Es lo mejor para el PSOE andaluz". Desde entonces ha llovido tanto que parece difícil que hayan pasado doce meses. "El partido está gestionando la situación más compleja a la que se ha tenido que enfrentar el PSOE desde la llegada a la democracia", admite el portavoz parlamentario de los socialistas andaluces, Mario Jiménez. Para otros dirigentes: "Este año ha sido un vía crucis".

"Nos ha llegado la responsabilidad en un momento más difícil y complicado que en otras ocasiones", asume la secretaria de Organización del PSOE-A, Susana Díaz. Una crisis que no arrecia, un millón de parados, más de una decena encadenada de encuestas que dan la mayoría al PP, la dimisión del vicesecretario general del PSOE-A, Rafael Velasco, y un escándalo como el presunto fraude de las ayudas al empleo dan cuenta de que en este año los dirigentes socialistas en Andalucía han tenido que lidiar con un escenario que no podían ni imaginarse tras la mayoría absoluta reeditada en 2008. Griñán rompió el guión que había escrito la anterior cúpula socialista para llevar a cabo la temida sucesión de Chaves después de 20 años al frente del PSOE y la Junta. Alentado por las encuestas que decían que el relevo al frente del Gobierno no bastaba para transmitir a los andaluces la idea de la renovación o el cambio, y por lo tanto era insuficiente para mitigar el cansancio que demostraban las encuestas desde 2008, el dirigente socialista rompió el acuerdo tácito cerrado con Chaves y Pizarro de que él estaría al frente del Gobierno y los otros dos al frente del partido. Aseguró que la bicefalia no funcionaba y reclamó un congreso extraordinario.

En un principio fueron muy pocos los que le apoyaron. El primer secretario provincial que levantó la mano y dijo que era lo oportuno fue el de Jaén, Gaspar Zarrías, con quien curiosamente en los meses posteriores Griñán ha protagonizado una serie larga de encuentros y, más larga aún, de desencuentros. La relación de Griñán y Chaves, amigos íntimos dentro y fuera de la política, se descompuso. Tardarían meses en reconducirla. Hoy ambos hablan de normalidad aunque en su círculo íntimo dicen que no ha vuelto a ser lo mismo.

Griñán se aupó a la secretaria general del PSOE andaluz con el mayor apoyo jamás cosechado. El 99,8% del partido cerró filas con el nuevo líder. Tres jóvenes socialistas: Rafael Velasco, Susana Díaz y Mario Jiménez se convirtieron en sus mayores avales y quienes trabajaron por entregarle el partido. Las agrupaciones socialistas de Córdoba, Sevilla y Huelva fueron sus puntales. Con ellos el presidente de la Junta configuró su equipo dejando atrás a toda una generación de socialistas, en la década de los 40, que no han tocado el poder en el partido. Hoy todavía muchos se preguntan si fue acertado ese drástico relevo generacional. Además el presidente andaluz situó en la consejería de la Presidencia a Mar Moreno, durante años etiquetada como la sucesora de Chaves, o al menos así lo hubiera querido Ferraz. Su ascenso, cuentan, que estuvo íntimamente relacionado con una cena de la primera cumbre de la UE con Marruecos bajo la presidencia española celebrada en Granada y donde estuvo Zapatero. El dirigente nacional le preguntó a Griñán sobre el futuro de Moreno y éste vio clara la oportunidad de reforzarla en un gabinete que le reprochaban era muy técnico. En contra de lo que muchos aventuraron que iba a ocurrir, en estos meses los rumores sobre si está llamada o no a ser la sucesora de Griñán no han existido. Sobre si hay una relación fluida y de total confianza entre ambos hay versiones diversas. Moreno ha puesto la cara ante buena parte de los conflictos del Gobierno. Pero si hoy se pregunta en el núcleo duro del poder si la consejera es la principal confidente del presidente, todos coincidirían en que el propio carácter de Griñán desaconseja usar esos términos. Él tiene su propio gabinete, con gente de su anterior equipo como Rosa Castillejo, el viceconsejero Antonio Lozano o el consejero Antonio Ávila. Y después está Mar Moreno y sus piezas clave en el partido: la secretaria de Organización, Susana Díaz, y el portavoz parlamentario, Mario Jiménez.

Estos tres últimos son los que a ojos de la gran mayoría de los socialistas están gestionando las embestidas políticas y organizando la estrategia. Con un guión, últimamente y tras el escándalo de los ERE, muy cuestionado. "¿Cómo es posible que un Gobierno con mayoría absoluta sea incapaz de marcar la agenda política?", se preguntan con impotencia en las filas socialistas. "¿Por qué tiene que aparecer un Gobierno a la defensiva?", cuestionan otros. La dirección socialista está convencida de que abriendo una investigación interna y poniendo a la luz las irregularidades han hecho lo correcto. "¿Alguien puede pretender que echáramos una manta por lo alto y esperáramos a que esto terminara estallando?", se pregunta un dirigente.

"Quienes han sido protagonistas en la etapa anterior y ahora tienen el mismo celo y la misma responsabilidad. Esto es una suma de responsabilidades. Todo el mundo tiene que saber que esto es una etapa muy complicada y que estamos capeando un temporal importante", asegura el portavoz parlamentario. Entre muchos diputados y también entre muchos candidatos en las elecciones municipales de mayo se respira desazón, agobio. No hay navajeo interno. Hay por supuesto gente esperando malos resultados electorales para levantar la mano y pedir explicaciones. Son, como dice un dirigente de la ejecutiva, los que quieren que se repartan de nuevo las cartas porque no les gustó como se resolvió la partida del congreso. Pero el estado de ánimo más generalizado no es bélico sino de derrotismo. Como lamentó gráficamente hace pocos días el expresidente Rafael Escuredo: "En mi partido hay muchos que han bajado los brazos".

El escándalo del presunto fraude de las ayudas de Empleo ha tenido "un efecto demoledor", indica un veterano retirado de la primera línea. "Duele", afirman muchos. En un ambiente de abatimiento, con un electorado desmovilizado y las encuestas en contra, este asunto ha terminado por encender algunas alarmas. Además se da la circunstancia de que para muchos, al final se están poniendo en revisión diez años de gestión socialista. Justo una etapa gestionada por los de antes, con formas y modelos distintos. Y eso pesa. Tanto para reavivar piques internos como para que la nueva dirección tenga la impresión de que están pagando por algo que no les debería de tocar a ellos.

Y encima es una polémica que toca la fibra de las tensiones territoriales. Muchos socialistas sostienen que el de los ERE es un escándalo muy pegado al PSOE de Sevilla, donde se ha desarrollado gran parte de la trama y de donde proceden dos de sus protagonistas: el exdirector general, Javier Guerrero, y el ex delegado de Empleo, Antonio Rivas -hombre muy cercano a José Antonio Viera-. Ha habido debate interno sobre si el secretario general de los socialistas sevillanos y exconsejero de Empleo debía de asumir responsabilidades políticas. Griñán y la ejecutiva regional despejaron rápido que Viera tenía su apoyo. Y aunque muchos dicen que hay tensiones entre Viera y su ahijada política, Susana Díaz, ellos lo niegan. Un incendio en el PSOE de Sevilla podría dejar muy tocada a la ejecutiva regional. "La gente está en campaña y el que esté en otra cosa se equivoca", advierte Díaz.

La secretaria de Organización del PSOE andaluz, a la que Griñán aupó como número dos del partido tras la dimisión de Velasco desoyendo voces que pedían la entrada de un líder veterano, se ha convertido en la persona con más poder dentro del partido. Es ella la que está más horas encima de la organización, apaga los fuegos, briega con la lista electoral y organiza y diseña la campaña. Díaz está convencida de que "los ERE no pasarán factura electoral" y después de haber visto "más de 300 encuestas" está segura de que el 22 de mayo marcará un "punto de inflexión" y servirá para empezar la remontada ante el 4 de marzo de 2012, fecha fijada por Griñán para las autonómicas. El portavoz Mario Jiménez está convencido además de que esa fecha servirá para cerrar la sucesión de Chaves. "Eso no es ninguna tontería. Los partidos presentan balance cuando llegan unas elecciones", sostiene. "Si no ganamos, cada uno tendrá que asumir sus responsabilidades". Díaz discrepa. "La legitimidad a esta dirección nos la dio el congreso. No voy a juzgar a ninguna dirección provincial por los resultados electorales, como tampoco nunca se ha juzgado a la ejecutiva federal o regional".

La fecha del 22 de mayo será clave para el PSOE andaluz. Muchos confían en que ese día se acabe el maldito vía crucis.

  • 1