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PSOE y PP pelean por el Estatuto

Griñán acusa a Arenas en el Parlamento de querer una «involución del 28-F» en un duro careo.

el 11 nov 2010 / 21:54 h.

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Griñán ayer en el Parlamento andaluz.
Griñán ayer en el Parlamento andaluz.

Ayer la pelea se centró en el Estatuto. PSOE y PP polemizaron sobre quién es o no autonomista en Andalucía y desempolvaron la bandera del 28-F. La escena final que puso el colofón al pleno del Parlamento andaluz dice mucho sobre lo que ha pasado en la Cámara estos dos días en los que el duelo electoral se ha anticipado con una virulencia impropia a año y medio de las elecciones autonómicas. La foto fue ésta: la portavoz del PP, Esperanza Oña, aferrada al micrófono y sin tener el turno de palabra exigiendo a la presidenta, Fuensanta Coves, una rectificación del portavoz socialista, Mario Jiménez, porque -según ella- había dicho "a mamar". El socialista aludido desgañitándose desde su escaño y negando la indecorosa expresión. Los diputados de una y otra bancada gritándose. Y Coves, como la que oye llover, despidiendo a sus señorías y deseando buen viaje de vuelta.

Ese ha sido el clima: bronca. La debilidad electoral de los socialistas en los sondeos, la convicción de los populares de que por vez primera en Andalucía alcanzarían la mayoría absoluta, la proximidad de las elecciones municipales de mayo... todos son elementos que el principal partido de la oposición está agitando en una explosiva coctelera política. Y desde luego no ayudaba a apaciguar los ánimos la intensa protesta de funcionarios a las puertas de la Cámara en contra del Gobierno andaluz.

La crispación se ha elevado varios decibelios entre PSOE y PP en un pleno que arrancó con un insólito debate de Presupuestos y que terminó, a las 24 horas, con un acuerdo entre chillidos de los tres partidos (IU también se sumó en parte) en defensa del Estatuto y a favor de un mayor autogobierno. Aunque los marcadores del hemiciclo se encendieran todos en el mismo verde, en el pleno hubo de todo menos acuerdo.

Los socialistas defendieron una iniciativa en la Cámara para denunciar la "regresión" en el Estado de las Autonomías que dicen ha propuesto Mariano Rajoy, al sugerir que se devuelvan competencias al Estado para evitar "duplicidades" en plena crisis. El PSOE se aferra a que la conquista de la autonomía va de la mano del avance de los servicios sociales en Andalucía. Buscaban que el PP se retratara y poner en una situación complicada a Javier Arenas, a la vez vicesecretario de Política Territorial de la ejecutiva nacional. Pero el principal partido de la oposición suscribió la iniciativa en defensa de la autonomía. "Fingieron el 28 de febrero, fingieron en 2007 al sumarse al Estatuto y fingen ahora", dijo la socialista Susana Díaz. Desde el PP, Antonio Sanz, aseguró que "la mayor ofensiva" contra el Estado autonómico la ha firmado Zapatero al pactar un traspaso de competencias con el PNV al margen del resto de comunidades. "No es más autonómico quien tiene más competencias sino quien mejor las ejerce", replicó el PP.

El de ayer fue el segundo asalto de una pugna que arrancó en un debate de Presupuestos en el que líder del PP, Javier Arenas, arrinconó los números. Aseguró que "a Griñán le queda muy poco" y a partir de ahí se dedicó a desgranar un hipotético programa de gobierno si es presidente. La Junta ondeó el Plan Cameron, defendido por Rajoy, para identificar al PP con masivos despidos de funcionarios públicos. Ayer Griñán se desquitó: "Los suyo es una colección de ambigüedades. Pura demagogia".

Fue el presidente el que desveló la supuesta agenda oculta de su adversario: "Quieren una involución del 28 de febrero, un adelgazamiento del Estado del Bienestar, privatizar la educación, la sanidad y los servicios sociales; menos igualdad y menos tolerancia, derogando los matrimonios homosexuales. Son los mismos que hace 30 años".

Arenas, que después confesó a los periodistas que había disfrutado mucho en la pregunta, ignoró los ataques y propinó sus golpes. Exigió a Griñán, al que acusó de "vivir en un OVNI", que abandone su discurso "triunfalista". "Su política económica es un error y un atentado al sentido común, y su política de empleo, un auténtico escándalo".

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