Para todos. Sin distinción. Llevamos unos días auténticamente primaverales, e incluso con temperaturas tan altas que rozan lo veraniego, y llega el momento de la verdad, y pasados por agua. Vaya dilema para Rafael Carretero, director técnico de Fiestas Mayores del Ayuntamiento sevillano, sobre si colocar los farolillos o no hacerlo. Porque que nos den agua para el lunes, martes, miércoles y jueves, no tiene ninguna gracia. Pienso en tanta gente que ha aguardado la llegada de la Feria con tanta expectación, por no citar a los que colocan los cacharritos en la Calle del infierno, que se juegan tanto. Y no hablemos de los toros. A la Feria de Sevilla no le va para nada el agua. Ya sé que hay quien se consuela diciendo que nos resguardaremos en las casetas y que llueva lo que quiera. Pero ni aún así. Sólo nos queda la opción de que meteorología nos dé la buena nueva el lunes, o sea, que los dos frentes -sí, dos- que tenían que entrar, se hayan ido hacia otro lado y hayan decidido dejarnos que tengamos la fiesta en paz.
Periodista
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