Las cuatro hermandades que este fin de semana rindieron honores a San Benito en Castilblanco de los Arroyos regresaron, después de unos intensos días a los que puso punto final la salida de la imagen. La noche del domingo tuvo lugar la puja de bancos y varas, en la que se pugnó por ser quien introdujese a San Benito en la ermita.
La puja se desarrolló ante las puertas del santuario, una tradición muy arraigada en la localidad que consiste en hacer la oferta más alta por alguno de los cuatro puestos para llevar el paso y meterlo en casa una vez terminada la jornada. El dinero recaudado se destina a sufragar los gastos de la romería.
San Benito volvió al santuario cerca de la medianoche del domingo, y ya de madrugada se pusieron en marcha las hermandades de Castilblanco, Brenes, Cantillana y Tocina rumbo a sus localidades. De hecho, las tres corporaciones filiales se despidieron de la imagen al caer la tarde del domingo, en la Cruz de la Ermita, y se retiraron a descansar antes de que concluyera la romería.
El pequeño paso de San Benito, que sacan mujeres, estuvo acompañado por la Banda Municipal de Música de Castilblanco de los Arroyos tras dos años de ausencia. En el porche de la ermita, el encargado este año de dar el sermón fue Amador Domínguez, a la conclusión del cual se puso en marcha la comitiva que guió una corta pero intensa procesión -de no más de tres horas- con la cruz de hermandad flanqueada por dos ciriales, a la que seguían cuatro acólitos y varios incensiarios. Tras ellos seguían los estandartes de las hermandades filiales ordenadas según su antigüedad siendo la de Tocina-Los Rosales, por ser la más joven la primera , seguida de Cantillana y, más próxima a la imagen del Santo, la más antigua de las filiales, Brenes, fundada en 1955.
Hábito y presentaciones. El santo llevaba un hábito negro bordado en oro , con una imagen de una de las advocaciones más populares de la comarca, la Virgen de Aguasantas -patrona de Villaverde del Río- que le fue donado a la hermandad Matriz y con el que no procesionaba desde hacía ya 17 años.
Mientras el paso avanzaba lentamente hacia la Cruz de la Ermita, tenía lugar la presentación de los niños al santo, los nuevos sambeniteros a los que sus padres inculcan la devoción desde pequeños con este acto de ofrenda a San Benito que se repite anualmente desde hace siglos.
