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Pura magia

Incluso bajo el calor más despiadado (o sea, este), ir a Isla Mágica es una vivencia deliciosa. He aquí una o dos ideas para gozarlo al máximo.

el 09 ago 2011 / 19:36 h.

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Nadie quiere un amigo tiburóooon, canturrea el escualo en uno de los momentos más agradables de la estancia en Isla Mágica para aquellos en cuyo vocabulario no haya sitio para el verbo licuarse. Es Dimensión 4, uno de los dos sensacionales cines de Isla Mágica; se acerca la hora de comer y afuera, por esos cañaverales entre los que camina gente pringosa de coexistir consigo misma, caen muertas las chicharras de una insolación. Pero allí dentro, con un aire acondicionado tan potente que uno querría que se materializara por un momento para poder darle un abrazo emocionado, la felicidad y la indolencia alcanzan tal extremo de cordialidad mutua que un disfruta de esa simpática bobada llamada Sinfonía de peces cual si estuviese en un palco de Broadway solazándose con el último musical de moda. Y allí, tarareando con un coro de tortugas, dejándose salpicar por los moluscos y brincando del susto cada vez que una medusa de mentira le roza las corvas, verano y espectador se funden en un solo ser ocioso e imaginario. A excepción del momento en que aparecen los peces abisales, acompañados en la sala, a modo de efectos especiales, por una sarta de desagradables destellos cegadores que dejan en mantillas a las tormentas eléctricas de los Cárpatos.

Pero es a partir de las cinco de la tarde cuando esa misma sala, la de ponerse gafas de colores, reparte belleza a chorros con una preciosidad de película de 12 minutos de duración llamada igual que la obra literaria en que se inspira: El principito. Soberbio derroche de imaginación, delicadeza, arte, humor y talento: desde sus ovejas flotantes hasta su planeta de la música, pasando por el relojero, la diva, el dragón... todo invita a hacer cola para verla una y otra vez. Lo cual no sería tampoco pesado porque, extrañamente, no hay demasiada gente en Isla Mágica ni se suelen sufrir esperas prolongadas.

A los niños, inconscientes por costumbre, les gustan más sin embargo las otras dos películas, las de Cinemoción, a saber: Skate al límite (una especie de montaña rusa para suicidas en monopatín) y Bumper (una especie de montaña rusa para suicidas en coche de choque), donde el universo del meneo adquiere todo su esplendor y diversidad mientras los órganos internos del ser humano allí presente juegan una partida de pelota vasca. Llévese unas toallitas húmedas para limpiarse la adrenalina al salir. Por cierto que son útiles esas toallitas durante toda la estancia, para contrarrestar las sensaciones más tropicales a la altura del cogote. Llévese un buen paquetón en la mochila. Y hablando de mochilas: la comida... aunque hay quienes la pasan de extranjis pese a estar prohibido, el pelotazo del día es zamparse un plato combinado por 7 euros en El Fuerte. La comida está muy buena, es abundante y entre pitos, flautas y cervecillas la cosa acaba rondando los 10 euros per cápita. Con el estímulo añadido de que allí se está un grado más fresquito que en la Gloria, y encima a la hora de comer suele haber una actuación en el escenario cuyo estruendo ahoga gratamente las conversaciones baladíes de las mesas circundantes.

Otro indispensables: Los rápidos del Orinoco (paseíto relajante con remojón suave y apto para abuelas) y la más intrépida Anaconda. A 5 euros salen los karts, en la zona maya (junto al Cicklón), pero el común de los cacharritos son gratis. Mojarse también: no dude en hacerlo. Encontrará una veintena de ocasiones. Aprovéchelas todas o estará todo el día de un humor espantoso, y ya sabe: Nadie quiere un amigo tiburón. Avisado queda.

De utilidad:

Consejos para pasarlo lo mejor posible en Isla Mágica:
1. Como empiece a consentir que los niños se pongan a echar euritos en los cañones de agua, las barcas con control remoto y demás zarandajas, está perdido. Corte por lo sano.
2. Empiece por los cines, por aprovechamiento del tiempo y porque en ellos hay que entrar con la ropa seca.
3. Descubra las nuevas atracciones: Los bucaneros (barquitas armadas con cañones de agua que van por unos raíles repletos de otros usuarios con más puntería que usted), el Templo del Terror (de pago, pero muy estimulante), los espectáculos y animaciones (en la puerta hay programas con el horario).
4. Mejor entre semana que los domingos, día en que el ambiente pierde unas cuantas décimas de refinamiento, si pudiera decirse así. Ah, y rellene los botellines de agua fría en las máquinas gratuitas de los aseos.

Y los precios: La primera cantidad es la entrada de día completo, y la segunda la de tarde (desde las 19.00):

Adultos: 29 / 20 euros.

Jóvenes (13-25 años): 23 / 17 euros.

Niños (hasta 12) y mayores (desde 60): 20 / 15 euros.

Menores de 5, gratis.

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