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Que a ésta le sigan muchas más

El Sevilla se reencontró al fin con un triunfo que echaba de menos.

el 18 feb 2012 / 23:38 h.

José María del Nido puede presumir de muchas cosas: de títulos, de grandes fichajes, de mejores ventas, del cariño de la mayoría del sevillismo o de su importantísima labor desde que comanda al equipo de sus amores. Sin embargo, el presidente siempre da una especial importancia al montón de años que lleva en el mundo del fútbol. De hecho, durante la semana dijo que no había más opción para salir de la mala racha que atenazaba al equipo que conseguir los tres puntos. A simple vista es una perogrullada, pero la razón asiste al presidente y, por fin, se ha dado ese paso que durante semanas parecía imposible. Se ha dado muerte a una racha infame de ocho partidos y dos meses y medio sin ganar, más de 850 minutos sin verse por delante en el marcador y, por segunda vez en la temporada, se ha ganado por más de un gol de diferencia.

No hay excesiva diferencia entre el Sevilla de Míchel y el de Marcelino. El equipo ha vuelto a dominar en la primera parte dejando en el olvido demasiadas ocasiones para, en la segunda, cambiar la tendencia y sufrir para enjugar la escasa renta por culpa, sobre todo, de los constantes y temibles regalos de Spahic al contrario. Si acaso, al entrenador madrileño hay que apuntarle en su lista de méritos el haber sacado a Palop del ostracismo. El valenciano no estuvo ni bien ni mal en Anoeta, pero ayer fue clave y recordó sus mejores momentos con paradas imposibles.

No sólo es una buena noticia Palop. Después de despojarse del complejo más difícil, el Sevilla tiene en qué apoyarse para volver a mirar hacia arriba, y para ello se suman muchos peones a la causa. Fazio se mostró ayer solvente y contundente, arreglando en multitud de ocasiones los desaguisados de su pareja; Rakitic por fin mostró algo de lo que enseñó en la pasada temporada, cuajando su mejor partido del año; Kanouté dio minutos de su mejor fútbol y evidenció que mientras le dure la gasolina en el césped es mucho más que cualquier otro jugador veterano; y la mejor noticia es que Navas está regresando poco a poco a ser el que era. Ayer habría sido el mejor de no haber sido por el enésimo despliegue de Gary Medel, un futbolista único que le viene como anillo al dedo el lema de la ‘casta y coraje’ sevillista. Se entretuvo en marcar un gol, en barrer todo el campo y, para colmo, mantuvo el nivel en los diez minutos que jugó lesionado. Sombrerazo para el chileno.

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