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Qué divertido es trabajar

El trabajo debe ser divertido: es la filosofía imperante. No trabaja poco, la filosofía imperante. ¿Qué dice el sevillano de esto?

el 31 mar 2011 / 19:56 h.

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Hoy es el día Internacional de la Diversión en el Trabajo y lo dice Humor Positivo , la única consultora especializada en introducir el sentido del humor en el trabajo, y la misma que en 2010 entregó al presidente de la Bolsa de Madrid un cheque gigante por valor de "1.000.000 de jocosidades, chascarrillos y retruécanos". Hoy estarán presentes en distintas ciudades españolas para llevar a cabo el encierro de la crisis. En Madrid, un grupo de ejecutivos trajeados, bombín y pañuelico rojo, acudirán al centro para realizar la más heroica proeza: ¡correr delante de La Crisis Económica!

Muchas de las personas a las que se les preguntó saben que tener hoy trabajo es un tesoro, puesto que no quisieron contestar  por miedo a que sus jefes leyeran esto.  

Ismael Trinidad es un joven de 26 años y hace algunos meses que trabaja en Media Markt. Dice que su trabajo "es estresante y con cierto grado de esfuerzo físico". Hace algo más de un mes le ocurriría un suceso que dispararía su estrés. Por la noche, la tienda cerrada y estaba ultimando detalles antes de irse cuando de repente, ¡pum! "Se apagan las luces: me había quedado encerrado." Parecía el comienzo de una película de miedo. "Sólo veía a lo lejos la lucecita de salida de emergencias y no sabía para dónde moverme. Iba con los brazos hacia delante -va escenificando- y andando despacito para no tropezar con nada". Reconoce que ahora se ríe, pero en aquel momento lo pasó muy mal. Consiguió llegar a la puerta y una vez ahí tenía dos opciones: "Quedarme allí toda la noche encerrado, cosa que no me hacía nada de gracia, o abrir las puertas y que saltaran todas las alarmas" lo que suponía que vendría la policía y se armara un follón, "¿Cómo le explico esto a la policía?" Y tras unos minutos de dilema consigo mismo, ¿adivinan qué hizo? Comenzó una fiesta que llevaba por banda sonora las alarmas porque finalmente decidió abrir las puertas a pesar del jaleo. Por suerte pilló a los guardas de seguridad a punto de irse de los aparcamientos, y aunque vino la policía, no se formó tanto como imaginaba. Por supuesto, "al día siguiente hubo cachondeo".

Y del suspense un salto a las protagonistas de la primavera: las flores. Antonio López de 56 años es florista. "Mi profesión me encanta, pero también tenemos muchos momentos de presión, sobre todo en las fechas claves, como San Valentín ¡que ese día es una locura!" O la Semana Santa a la que está temiendo porque hay que "tener unas flores determinadas para los pasos, frescas y a una hora concreta". Y precisamente sobre San Valentín recuerda que hubo señoras que les encargaron flores para ellas mismas y en la nota pedían que pusiera anónimo. Lo que hay que hacer para que esos maridos descastados se pongan las pilas.

También ha tenido historias graciosas con las coronas para los difuntos, aunque en su momento no tuviera ni pizca de gracia. "Antes, cuando no había tanatorios, las coronas se mandaban a domicilio, y cuando llegamos a Castilleja resultó que el muerto estaba vivo." ¡Guardia Civil de por medio y todo! Resultó ser uno que no tenía otra cosa que hacer que gastar una broma muy pesada. Y "en tiempos de Franco unos chavales querían una corona con la bandera republicana. Entonces eso significaba ir a la cárcel". ¿Qué hacer? Como buen estudioso de las flores y haciendo como el que no entendía de política, jugaron con las flores de los colores de la bandera republicana: rojo, amarillo y morado, "que combinan en perfecta armonía". Hasta con las flores hay que darle al coco.
 

En la convivencia también hay que trabajar. Josefa Pérez  (Pepa para los amigos) y Mónica Hinojo -de 65 y 37 años respectivamente- trabajan en una residencia universitaria en el centro y tienen que "bregar con treinta y tantas niñas". Como si de una gran familia se tratara, sólo de mujeres y mujercitas, en la que como toda convivencia viene con roces incluidos. "Nuestra diversión es chincharnos porque Mónica es muy cabezota" dice la una, "y ella es muy mandona", dice la otra mientras se miran desafío y con ganas de guasa.

Pepa lleva 20 años trabajando en esta residencia y su memoria parece un libro lleno de recuerdos. "Una de las niñas llegó borrachina, y no se quería acostar. Sentada al filo de la cama decía que hasta que no se quitara las lentillas no se acostaba. Y se las tuve que quitar. Pero seguía con la cantinela: hasta que no me desmaquille, hasta que...", y aunque Pepa no paraba de reír porque la situación era absurda por ese aro no pasaba: "le quité los zapatos y la metí de un empujón -con cariño- en la cama." Como toda madre con sus hijos.


Y Mónica que se pone un día a limpiar los altillos de la cocina y comienzan a caerle gotas de agua. "¿Y esto de qué es?" No tardaría en descubrirlo: "reventó el termo -que está en uno de esos altillos- y me bañé enterita, y el chorro de agua por toda la cocina."Aquel día no le hizo falta ducharse.

Hay personas para las que no es una lata el trabajar , como el caso de Antonio Hernández de 51 años que si no trabaja siente que no tiene "nada que ofrecer". Es autónomo. Lleva 35 años trabajando, 19 en la hostelería, y tiene un bar en la esquina de la calle Bailén con Alfonso XII. Dice que con los tiempos que corren escuchar a Fran Blanco y su pandilla en Anda ya de los 40 Principales le hace comenzar cada mañana con un espíritu nuevo, "porque demuestra que queda gente con buen sentido del humor a pesar de la crisis". Anécdotas ha vivido muchas, pero tiene un recuerdo en especial "allá por el año 97. Llegó un mochilero. Era de Portugal y no tenía dinero; llevaba varios días sin nada en el estómago, así que le di de comer y no le cobré". Todo quedaría en un simple acto de buena voluntad si no fuera porque al cabo de diez años volvió con su familia. "Lo atendí como uno más porque no me acordaba de él. Había venido a buscarme para darme un regalo porque decía que es de buen nacido ser agradecido".

¿Y si les tocara la lotería? Las respuestas coinciden: "Dependiendo del dinero". Si el pellizco es grande, dejar de trabajar y "viajar a otros países o incluso vivir una temporada en alguno". Si no da para vivir la vida, "pagar las deudas, e invertir en el porvenir de los hijos que son el futuro".

El humor es una de las herramientas más eficaces contra el estrés. Si puede, utilícela. 

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