Una descripción exacta de la enfermedad. La legionelosis es una enfermedad bacteriana que presenta fundamentalmente dos formas clínicas diferenciadas: la infección pulmonar, más conocida como la enfermedad del legionario, que se caracteriza por una neumonía con fiebre alta, y la forma no neumónica conocida como fiebre de Pontiac, que es más leve y se manifiesta como un síndrome febril agudo y autolimitado.
La torre de refrigeración, hábitat ideal de la bacteria. El hábitat natural de la bacteria es el agua superficial de los lagos y estanques, hasta colonizar los sistemas de abastecimiento de las ciudades. Eso sí, su lugar ideal es en los sistemas que requieren agua para su funcionamiento y generan aerosoles, como las torres de agua para la refrigeración del aire acondicionado, fuentes, condensadores, duchas, aspersores de riego, sistemas de agua sanitaria (fría y caliente) y, en el ámbito hospitalario, los equipos usados en terapia respiratoria.
Un contagio por aerosoles, no de persona a persona. Los brotes de la enfermedad aparecen cuando las personas inhalan aerosoles con agua contaminada por la bacteria legionela. Las personas se pueden exponer a estos aerosoles en casa, lugares de trabajo, hospitales y lugares públicos. Cabe recordar que la enfermedad no se transmite de persona a persona y no hay pruebas de infección a través de los aires acondicionados del coche o los domésticos.
Más frecuente en los hombres de 40 a 70 años. El periodo de incubación es normalmente de 2 a 10 días y es más frecuente en personas de edad de 40 y 70 años, presentándose de dos a tres veces más entre varones que entre mujeres, siendo rara en niños. El riesgo de contraer la enfermedad depende del tipo e intensidad de la exposición y del estado de salud del sujeto susceptible, aumentando en diabéticos y pacientes con enfermedad pulmonar crónica, así como en fumadores o alcohólicos.
Los primeros síntomas son similares a los de la gripe. Los pacientes con legionelosis tienen normalmente fiebre, cefalea, astenia y dolores musculares muy similares a los de la gripe. Son síntomas previos a otros que son más concluyentes, como esputos de sangre o dolor torácico fuerte, que definen mejor la infección. Los expertos consideran la legionelosis como una enfermedad emergente, cuya evolución va ligada a las nuevas tecnologías y al desarrollo de las instalaciones de refrigeración en el primer mundo.
Una baja mortalidad si se detecta antes de 48 horas. Si la patología se trata a tiempo, el índice de mortalidad de la legionelosis no supera el 6%. Sin embargo, si la enfermedad se descubre pasadas las 48 horas desde el comienzo del cuadro, el porcentaje puede aumentar al 25%. De ahí que se incida desde un buen número de entidades, entre ellas la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), cobre la importancia de una detección precoz.
Autocontrol en las torres de refrigeración. Las medidas de prevención van encaminadas a evitar condiciones que favorecen la colonización y dispersión de legionela, como son las temperaturas adecuadas para su crecimiento, el estancamiento del agua y la acumulación de sustratos. Para ello, hay dos premisas fundamentales: la eliminación de las zonas sucias con un buen diseño y mantenimiento de las instalaciones; y el control de la temperatura del agua para evitar la supervivencia del microorganismo. El Ayuntamiento de Sevilla es el encargado de actualizar el registro de torres de refrigeración y otros intercambiadores de calor existentes, tanto en edificios de uso público como privado. Para ello los titulares deben declarar su existencia y características técnicas. De hecho, los dueños de estas torres pueden comunicar el alta o la baja de dichos aparatos de refrigeración.
Andalucía, la tercera región con más casos. Por comunidades autónomas, se mantienen en la cabeza de casos registrados Cataluña con 271 y la Comunidad Valenciana con 268 durante 2008, si bien las posiciones se han intercambiado respecto a 2007 (Comunidad Valencia 242 y Cataluña 232). En tercer lugar, Andalucía registró 131 casos el pasado año, lo que representa un descenso respecto a 2007, cuando se contabilizaron 159 enfermos.
En el año 2002, España batió su récord. En España la proliferación de torres de refrigeración, las altas temperaturas típicas del verano y la humedad ambiental elevada convierten la legionelosis en una enfermedad emergente cuyas cifras se mantienen estables aunque en ligero crecimiento. En 2008, la Red de Vigilancia Epidemiológica registró 1.232 casos frente a los 1.178 de 2007, aumento que no alcanza la cifra récord de 2002 con 1.451 casos detectados.
