Antonio Cortés, de 49 años, era un piloto experimentado, según recordó ayer el presidente del aeroclub de Antequera, donde volaba deportivamente cada vez que tenía un hueco. Cortés falleció el pasado sábado cuando el ultraligero que pilotaba cayó en picado en una céntrica calle de Montellano.
Quienes compartían la afición a volar con Antonio Cortés no se explican lo sucedido. "En todos los deportes hay a quien le gusta el riesgo, pero él era muy seguro, responsable, exageradamente correcto", asegura su compañero desde 1992 y presidente del aeroclub de Antequera (Málaga), Antonio Extremera. "No me cuadra lo que ha sucedido", insiste.
Según el testimonio de algunos vecinos, el ultraligero a motor sobrevoló varias veces sus casas a baja altura hasta caer repentinamente en picado sobre tres coches aparcados en la calle Cervantes, situada casi en el centro de la localidad. Además, según los testimonios, el piloto habría hecho gestos de aviso para evitar estrellarse sobre alguna persona. Extremera descarta esta posibilidad ya que el fallecido iba dentro de una cabina por lo que no es posible que sacara los brazos.
Además, el presidente del aeroclub cree que el piloto debió sufrir algún tipo de desvanecimiento, por la fatiga u otro motivo, para no emplear los dispositivos de seguridad. A la altura de la muñeca derecha, "rozándole", Cortés, llevaba un paracaídas balístico que se acciona fácilmente por un sistema automático explosivo. El paracaídas habría hecho planear toda la aeronave hasta posarla sobre un lugar seguro, "incluso el tejado de una casa", asegura.
Los ultraligeros no superan los 450 kilos en el momento del despegue y el de Cortés, un Quicksilver amarillo modelo GT-500 es uno de los más sencillos de manejar, "el idóneo para un aprendiz", matiza Extremera. Con esas condiciones y la experiencia, el piloto hubiera salido del pueblo y planeado hasta posarse en una recta si el piloto hubiera detectado algún fallo.
Son las hipótesis de quienes conocen el vuelo ya que no se explican que la aeronave se dirigiera a una calle con escasos 10 metros rectos. "Nadie se mete en la vertical de un pueblo si se encuentra mal o ve una serie de fallos", dicen desde el aeroclub, "cualquier piloto se aleja de donde hay peligro y busca un llano".
El fallecido, que ocupaba un puesto de responsabilidad en el casino de Marbella (Málaga), había realizado la travesía, de hora y media, para comer con unos familiares en Montellano, el pueblo donde nació y dónde residían algunos de sus familiares.
Así lo anunció antes de partir, y aunque la fiabilidad de que la identidad del fallecido sea la indicada, fuentes policiales recuerdan que a nivel judicial no se puede asegurar "al 100%" hasta que se obtengan los resultados de las pruebas de ADN.
A las 13.34 del pasado sábado, la aeronave impactó brutalmente contra tres coches estacionados en la calle Cervantes y el ultraligero se introdujo en el interior de uno de los vehículos por el cristal delantero segundos antes de que el amasijo de hierros se convirtiera en una bola de fuego. El fallecido fue la única víctima del accidente.
A la espera de los informes de los responsables de Aviación, las causas del accidente son sólo hipótesis, aunque será difícil averiguar el motivo del siniestro, ya que aparato no sólo sufrió roturas por el impacto, sino que la temperatura alcanzada por el fuego fundió los materiales.
