De cada cien personas con las que se cruza por las calles de Sevilla, treinta son pobres o están al borde de serlo pronto. Un tercio de esos cien vecinos jamás salen de vacaciones ni están en condiciones de afrontar el más mínimo imprevisto económico. Cinco de todos ellos están pasando frío, porque no pueden permitirse siquiera pagar la luz de una estufa. Dos no comen habitualmente carne ni pescado; y no por razón de sus creencias, sino de su cartera. La cuarta parte de los ancianos que vea viven solos, y el número de deprimidos, angustiados, enfermos crónicos y dolientes en general es, sencillamente, incalculable... Algunos de estos datos se deducen de la última Encuesta de Condiciones de Vida del INE, con el agravante de que el trabajo de campo para este estudio se hizo en 2007. Ese año terminó con 2.129.547 parados en España; hoy son 3.923.603, casi el doble, con lo que no sería ningún disparate pensar que el porcentaje de sevillanos abatidos por una u otra razón es mayor de lo que reflejan los números oficiales. ¿También el doble? ¿El triple, quizá? Nadie lo sabe. Lo cual forma parte del problema.
Además de sensibilizarse con las víctimas de las grandes catástrofes, los sevillanos cada día tienen ocasión sobrada, como puede verse, de ayudar al prójimo; de prestarle auxilio cuando menos moral; de espantar la soledad y la tristeza con ese bálsamo infalible que es la amistad. También a través de las nuevas tecnologías, como en http:// blogsdemayores.blogspot.com/, donde se estimula la inclusión de los ancianos en la sociedad virtual para erradicar su soledad y devolverles su sagrado derecho al presente.
Dadas las circunstancias, podría decirse que nada de lo que se haga hoy por los demás es un simple gesto: desde ceder un asiento hasta saludar, desde ayudar con unas bolsas hasta aceptar una llamada de un amigo que lo pasa mal, por no hablar de lo que supondría un verdadero activismo por la felicidad de todos. La mayoría de los entrevistados coinciden en que si les tocara la lotería una parte bastante curiosa del bote sería para sus familiares. "Daría una buena suma a los míos y luego con lo que me sobre por supuesto que donaría un poco a alguna buena causa", explica María del Carmen Falcón. Aunque también hay loterías que dependen de uno.
Ejemplos:
Francisco Centeno Martín. Es cocinero, tiene 35 años: “La crisis me obliga a colaborar menos económicamente con los demás de lo que me gustaría. Lo que sí llevo haciendo desde hace varios años junto a mi esposa es recoger la ropa usada que está en buenas condiciones y regalarla a un centro de ayuda contra la drogodependencia.”
Manuela Polo Domínguez. Es psicóloga, tiene 52 años: “Gracias a mi profesión tengo la oportunidad de ayudar a las personas. Hace tiempo participé en un equipo de emergengia y estuve dos días en Barbate cuando se hundió el Pepita Aurora. Prefiero ir personalmente al lugar de la catástrofe para asegurarme de que el dinero llega.”
José Borja Hernando García. Es obrero, tiene 29 años: “Antes de ayudar en otros sitios, pienso que deberíamos de colaborar con la gente que lo pasa mal en nuestro país, aunque con la crisis es complicado desembolsar mucho dinero. Hay muchas formas de ayudar a los demás, escuchando sus problemas mientras invito a un cafelito.”
María del Carmen Falcón Montero. Es peluquera, tiene 51 años: “No suelo colaborar en ninguna ONG, porque nadie me asegura que el dinero llegue, pero con la catástrofe de Haití a una se le ablanda el corazón y ya he donado algunos eurillos a la causa. Si me tocara la lotería gran parte de dinero la destinaría a causas benéficas.”
Saturnino López Tejada. Es montador de rótulos, tiene 49 años: “He colaborado realizando masajes a personas mayores en sus hogares. Lo último que he hecho por los demás es ayudar a varias personas que tuvieron un accidente en la carretera y los saqué del coche casi moribundos. Es gratificante hacer algo bueno por alguien.”
María del Mar Lobato Corona. Es economista, tiene 27 años: “Tengo un niño apadrinado en Infancia sin Fronteras y también colaboro con la Iglesia dando una mensualidad. Además doy ropa usada a la gente que trabaja en el campo de mi pueblo. En la última catástrofe ocurrida en Haití es muy fácil ayudar mandando sms.”
De utilidad:
Banco de Alimentos: 954 219311
Cáritas Sevilla: 954 347184
Alcohólicos Anónimos: 954 572661
Manos Unidas: 954 227568
Asociación para la Ayuda de la Depresión, Ansiedad y Soledad: 954 277208
Sevilla Acoge: 954 902960
Asociación Gerón con los Mayores: 954 540764
Asociación de Viudas de Sevilla: 675 509021
Asociación Alzheimer Santa Elena: 954 275421