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¡Qué hartura!

A este paso, el único rey que va a venir hoy a Sevilla va a ser Neptuno. El vecindario, más triste que nunca, ya no puede más. ¿Hay alguna forma de levantar el ánimo con tanta lluvia? Bueno, en realidad hay tres.

el 04 ene 2010 / 21:09 h.

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La granizada de ayer tarde sobre el Heraldo Real no presagia nada bueno. Tras veinte días exactos con un tiempo de los de apriscar el ganado, atrancar la puerta y soltar a los perros, a nadie le extrañará que casi doscientos sevillanos se hayan apuntado a uno de los grupos más efervescentes recién creados en Facebook. Se llama ¿La lluvia en Sevilla es una maravilla? ¡Un ca... para My Fair Lady!, si bien el nombre original no tiene puntos suspensivos. Imagínese los comentarios. Porque, si ha tenido usted trato humano en las últimas semanas, habrá podido comprobar cómo andan los ánimos en esta feligresía tan de sol y tan de calle.

Es lo que en Psicopatología se conoce como meteorosensibilidad o meteorotropismo, un fenómeno que afecta a más de la mitad de la población (entre el 50% y el 60%) y que no se justifica sólo en aspectos subjetivos o psicológicos, contra lo que se pueda creer, sino que además tiene debajo todo un entramado de razones biológicas que lo sostienen. Pero que nadie se alarme: la época de las grandes depresiones y los suicidios sigue siendo la primavera.

"Me parece a mí que la crisis tiene más fuerza que el tiempo atmosférico", conjeturaba anoche el psicólogo y psicoterapeuta sevillano Manuel Bosque, a cuya consulta de hipnosis clínica va a tener que ir más de uno como no se marchen pronto las borrascas. Puede ser que tenga razón y que este gran bajón anímico general, esta especie de inflamación de la melancolía que cubre desde la irascibilidad al llanto, se deba más al dinero que a la lluvia. Pero no hay que subestimar la influencia que pueda estar teniendo el llamado mal tiempo sobre el carácter de unos sevillanos que además de estar acostumbrados a la vida callejera, al calorcito, a los cielos azules y a los días largos, resulta que no pueden aprovechar sus vacaciones como quisieran, tienen que salir a comprar los regalos con la que está cayendo, acaban metidos en atascos antológicos... y todo eso, mezclado con la clásica melancolía navideña, que será moco de pavo, pero de pavo con gripe A.

¿Qué hacer cuando uno no tiene un hórreo sino un adosado y no vive en La Coruña sino en Sevilla? Emprender tareas que sean muy placenteras cuando está lloviendo, para relacionar lo uno con lo otro, como le pasaba al perro de Pavlov. Manuel Bosque daba ayer tres consejos generales para salir de la zozobra "más o menos bien". El primero de ellos, "ilusionarse con algo, tener alguna actividad que esté a punto de empezar y que pueda entusiasmar", para lo cual es magnífica esta época porque "la gente suele plantearse proyectos con el año nuevo, propósitos que, al ser acometidos, hacen pasar la lluvia a un segundo plano".

Quien no esté por la labor puede agarrarse como un mico a la segunda sugerencia: "Hacer ejercicio físico o cualquier otra actividad que haga liberar endorfinas. Las endorfinas, como se sabe, son las drogas naturales del cuerpo" y hacen que se ponga uno la mar de contento. Y si ni los proyectos de año nuevo ni el ejercicio significan nada para usted, sepa que hay una tercera vía para convertirse uno en un sol en medio de tanta agua: "Es el remedio más potente para superar la tristeza: dedicar tiempo a ayudar a la gente. Es una de las actividades que más fortalecen el ánimo y más alegría reportan a quienes las emprenden." No hay más que ver My fair lady.

De utilidad:

Endorfinas: Sustancia generada por el propio organismo que reduce el dolor y llega a crear sensación de gran bienestar y alegría. Es lo mejor para desdramatizar. Se generan de muchas formas, pero aquí van cuatro: con el sexo, con el café, con la risa y, sobre todo, con el ejercicio físico.

Encefalinas: Otra sustancia para alcanzar el gran colocón natural del organismo humano. Su principal fábrica son los buenos recuerdos, y se estimulan con música, relajación, buen ambiente y mejores sentimientos.

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