Tal vez los obispos conseguirían sus objetivos con mayor rapidez y dejarían de sumir a la población en la inquietud y el asombro si se reciclaran directamente en partido político. Programa no les falta: regreso del catecismo a las escuelas, defensa de la familia basada en el tálamo y la pata quebrada, sustitución del escaño por el púlpito, colocar sobre la voz de los votantes la voz de Dios. Dicen que la ideología no pertenece a su jurisdicción y que su reino no es de este mundo, pero al paso que llevan poco les falta para compartir mitin con los líderes más carpetovetónicos de la derecha de toda la vida y exigir el regreso a la España sepia que padecieron nuestros abuelos. Existe un adagio beduino que les viene que ni pintado: ladran, luego cabalgamos.
Luis M. Ruiz
