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Que parezca un accidente

Álvaro Negredo fue el pistolero que plasmó sobre el césped las consignas de Marcelino García Toral

el 28 ago 2011 / 23:16 h.

A buen seguro, una de las consignas que Marcelino le dio a los suyos fue precisamente la que titula esta contracrónica. "Que parezca un accidente", aunque en esta ocasión el sentido de la frase dista de aquel que es tan común en las películas americanas de gangsters. No se trataba de liquidar a ningún pobre hombre al que las deudas le salían por las orejas o a un político incómodo, sino de hacer ver a la parroquia sevillista que la eliminación europea a manos de un Hannover 96 fue un tropezón que no puede lastrar al proyecto que enamoró en verano y que dio un palo tremendo a una hinchada que ni se lo esperaba ni se lo merecía.

Para tal empresa, el asturiano se rodeó de varios futbolistas que si no son intocables ya, no tardarán en hacerse con la etiqueta. De entre sus subordinados, Marcelino volvió a confiar en el pistolero Álvaro Negredo, que estuvo imperial pese a las molestias que le convirtieron en duda durante el fin de semana. El vallecano consiguió su décimo tercer doblete en Liga -cinco hizo con el Almería y ocho lleva ya con la casaca blanquirroja-, pero sólo unos pocos centímetros y un gran Willy Caballero evitaron que hiciera una nueva muesca en su revólver y anotara su primer hat-trick en la máxima categoría del fútbol español. El ariete sevillista sigue haciendo oposiciones para ser el número uno de la lista de atacantes de Del Bosque para la Eurocopa de Polonia y Ucrania.

Los hombres de Marcelino sabían que no sería fácil acabar con el rival. Para doblegar a este Málaga, históricamente correoso en Nervión y rearmado hasta los dientes, era importante golpear primero. Y bien que lo hizo con un disparo certero cuando se contaban 90 segundos en el crono. Además de desenfundar rápidamente, era importante que la retaguardia se mostrara contundente y lo hizo como nunca. Los malacitanos, con muchos millones en el campo, evidenciaron no ser aún un equipo, algo que, por fin, sí lograron los nervionenses. "Mejor que llore su hinchada a que lo haga la nuestra", habrán pensado los profesionales sevillistas, que descansarán más plácidamente en el inoportuno parón septembrino.


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