Fans de El Canto del Loco hicieron cola desde bien temprano.
Decía el historiador John Gray que "la Rusia soviética es el único país donde el pasado resulta impredecible". Gray resumía: "Ese es el único país donde tiene sentido la pregunta ‘¿qué pasará ayer?" El Real Betis Balompié no será la Rusia soviética, pero acaba de cruzar una semana, si no impredecible, sí cercana al delirio. El primer equipo del club sufrió una infame derrota en el campo de un equipo casi de Segunda B; días después de esta humillación, su patrón y máximo accionista se enfrentó en los juzgados, como en una guerra incivil, con un numeroso grupo de asociados y simpatizantes de la entidad. En esos mismos juzgados, a ese patrón y máximo accionista se le vio fotografiado en presencia de la fuerza pública: todos en actitud expectante, casi indicativa. Ese frente judicial no es el único que tiene abierto el máximo accionista, quien también debe responder habitualmente a la misma autoridad judicial que entiende en el llamado‘Caso Mercasevilla': Mercedes Alaya. Al poco, el patrón o máximo accionista de la entidad, que aparece algo más por los juzgados que por el palco del estadio que lleva su nombre, se enfrascó, al fin, en una actividad más propia de su cargo: le leyó la cartilla a los jugadores que habían arrastrado por la hierba de Castellón el escudo y las aspiraciones del Real Betis Balompié. Y, bajo este diluvio de fuego se presentaba el primer equipo del Real Betis Balompié en el corazón de la Cataluña más profunda...
Y, gracias a los zarpazos de Sergio García y (de nuevo) Pavone, el Betis salió airoso del llamado ‘Montilivi', como un toro de Osborne que hubiera sido indultado en ese remoto corazón de la Cataluña profunda. Cuando otros galopan por Stuttgart, el Betis no se descuelga de la cabeza de la Liga Adelante. Pero aquí querría ver yo a John Gray. Si el pasado de la Rusia de Stalin era impredecible, a ver quién puede saber lo que pasará o habrá pasado ya en la próxima semana del Real Betis Balompié...
