Feria de Abril

¿Qué pasaría si la feria fuera comunista?

IU inaugura la Pecera declarando «expropiado por el pueblo el uso temporal de la caseta». Josefa Medrano hará de camarera y servirá carrillada republicana y ‘mariscadas’ a 5 euros

el 04 may 2014 / 22:39 h.

E15715017l de ayer fue un domingo de preferia de manual. Todos los típicos tópicos propios de esta jornada se cumplieron a rajatabla: se dieron los últimas puntadas al Real, dentro y fuera de las casetas; se hilvanaron los farolillos pendientes y se vio con espanto a alguna que otra flamenca dislocada, completamente fuera de lugar, con las furgonetas de reparto de fondo. Básicamente, lo propio del día previo a la noche del alumbrao. Pero la jornada dio para más, sobre todo en la caseta de IU, que celebraba su tradicional recepción en la Pecera –Pascual Márquez, 9-11–, lo que valió para que algunos volvieran a reclamar una Feria más pública y menos «elitista» y a plantear cómo conseguir este objetivo. Pero antes de entrar en este debate, la pregunta que algunos se formulaban era por qué IU celebraba su recepción de Feria antes de que ésta arrancara. La concejal Josefa Medrano respondía jurando y perjurando que para nada su intención era darle el día al delegado municipal de Turismo, Gregorio Serrano, después de que éste proclamara que la Feria de Abril empezaba el lunes 5 de mayo «y punto pelota», y no el fin de semana antes, por más que le pesara a los madrileños. «Nosotros siempre hemos celebrado nuestro encuentro con los camaradas el domingo de preferia y en eso estamos», exponía Medrano, que recibía a las puertas de la caseta más roja y revolucionaria de todo el Real. No en vano, nada más entrar da la bienvenida al visitante un gran cartel proclamando la III República y un cielo de banderas tricolor y con la hoz y el martillo, sustituyendo a los tradicionales farolillos y flores de papel. «La caseta está preciosa y decorada con nuestros símbolos. Tenemos un póster del Che Guevara, otro maravilloso de la Pasionaria y otro de Hugo Chávez con la mano abierta. Ésta es la Pecera de Sevilla y son nuestros emblemas, que de arriesgados no tienen nada», aseveraba tajante la concejal, que presume de que la caseta la han levantado los afiliados al Partido Comunista, que son también los que por turnos trabajan en ella, sin excepciones. De hecho, quien quiera que la propia Josefa Medrano le sirva unos montaditos o una tortilla de patatas sólo debe acudir a la Pecera el miércoles de 12.00 a 20.00 horas y se la encontrará detrás de la barra. «Tengo mi turno como todos, y estaré aquí despachando. Lo hago con orgullo y me encanta. Mucha gente viene y se echa fotos con nosotros y con los carteles», alardea. Está dispuesta a servir incluso a Zoido si apareciera por allí, aunque pasando por caja –avisa–. «Esta caseta es pública y si viniera el alcalde le serviría lo que pidiera, aunque_nada de invitación, porque aquí hay que comprar vales antes de pedir, como todos». Quien se decida a pasar por la Pecera, además de precios bajos encontrará en el menú platos típicos de la Feria, con algún guiño tricolor como la carrillada republicana. Tampoco falta el marisco, aunque no en variedad suficiente como para montarse una mariscada. «Lo que más pide la gente es tortilla y montaditos, porque es lo más baratos. Pero tenemos raciones de gambas a cinco euros. Aquí no hay temas tabúes», bromeó en referencia al controvertido episodio que protagonizó el exportavoz de su grupo acuenta de los crustáceos. Por cierto que Antonio Rodrigo Torrijos no apareció por la recepción. «No sé por qué no ha venido, pero seguro que lo veré por la Feria», arguyó. Quien sí estuvo fue su sustituto en el Ayuntamiento,_José Manuel García, que se estrenaba como anfitrión: «Es una ocasión para reunirnos con sindicatos, organizaciones sociales y ciudadanos tomando un rebujito con tortilla». El portavoz de IU presume de la Pecera, «una de las casetas más populares de Sevilla». De hecho, hay un cartel junto a la puerta que informa en diez idiomas de que su carácter público. «El año pasado vinieron unos alemanes que estuvieron preguntando en su idioma si podían entrar. Cuando conseguimos entendernos, nos pidieron que indicáramos en más lenguas que es de acceso libre». Ahora, bromea García, esto no quiere decir que la Merkel también mande en la Pecera. Otro que estrenaba cargo ayer sobre el albero era el coordinador general de IULV-CA, Antonio Maíllo, que reconoce ser más de las ferias de los pueblos –«que propician más la convivencia»– que de la de Sevilla, a la que acude al entenderla como «un espacio de encuentro con la sociedad civil». Aunque este cordobés nacido en Lucena estudió su carrera en la capital hispalense, del 84 al 89, no pisó el Real hasta su último curso, y sólo un día. «Los que éramos de fuera aprovechábamos esa semana para irnos a nuestros pueblos a estudiar para los exámenes». Reconoce que le llamó la atención «lo de las casetas privadas», algo muy criticado en otras ferias como la de Jerez o Sanlúcar, citas que sí conoció en profundidad gracias a que estuvo viviendo varios años en esta última localidad gaditana. «La cantinela de que la Feria de Sevilla es muy elitista se viene escuchando desde hace 40 años. A mí me gustaría que hubiera más casetas y espacios públicos, pero no soy sevillano y he venido aquí a comer unas papas aliñadas y un rebujito y no a meterme en la idiosincrasia capitalina», dijo eludiendo tanto este debate como el de su relación con la presidenta de la Junta y socia de gobierno regional, Susana Díaz, con quien no cree que vaya a tomarse un rebujito esta Feria. «Pienso que este no es el lugar adecuado ni el formato para esos encuentros, ni tampoco entiendo ese interés de los periodistas por saber si en lo personal nos llevamos mejor o peor. Eso es sólo atrezzo». También se pasó por allí Felipe Alcaraz, histórico de la formación, que recomienda no mezclar Feria y política y opina sobre lo bueno y lo malo que, a su juicio, tiene esta fiesta. «Lo mejor, el empleo que se genera estos días; y lo peor, que haya tantas casetas privadas». Ante el insistente rechazo a la privacidad de las casetas, planteamos cuál es la solución. ¿Quizá la expropiación temporal del uso de algunas casetas? Maíllo se queda mudo. «No soy sevillano y no voy a meterme en esos temas». José Manuel García sale más airoso: «El uso de la Pecera ya está expropiado por el pueblo, no hace falta hacerlo otra vez». Aunque el de IU fue el único acto político al que se convocó a la prensa ayer, hubo más. A pocos metros de la Pecera el PSOE hizo lo propio, con Susana Díaz y Juan Espadas presidiendo. También el PP tuvo reunión de su directiva provincial, de la que informó a posteriori a través de un comunicado, con el alcalde, Juan Ignacio Zoido, presidiendo. Por cierto  queel regidor está también presente en la Pecera, con varios carteles que lo caricaturizan como a Pinocho o con un fajo de billetes cobrados en B. Políticos al margen, el Real fue tomando forma ayer. La calle del Infierno se puso a prueba –3,5 euros fue la entrada media en preferia– y la ciudad demostró que, pese al termómetro, este año hay ganas de echarse al Real, porque aunque ni la Feria sea comunista ni uno pueda entrar libremente donde quiera, siempre hay dónde refugiarse. Quédese con la copla: si no tiene caseta y no le incomoda la bandera tricolor, anímese y tómese un rebujito en compañía del Ché, de Hugo Chávez o de la Pasionaria.

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