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La agroindustria teme presiones de la distribución para no aplicar el alza impositiva

el 22 mar 2010 / 20:55 h.

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Escenario, sede de la patronal andaluza CEA, que celebra comicios a la presidencia. Fecha, jueves pasado. Entre los empresarios que acuden a votar, nutrida presencia de los alimentarios, incluidos varios dueños de las compañías más relevantes de la comunidad y socios de cooperativas. Y habla uno de ellos. "Pues sí, lo que nos faltaba. Dicen las cadenas de distribución comercial que tratarán de no repercutir el aumento del IVA en los precios finales. ¿Cómo lo conseguirán? Ahogándonos a nosotros". Otra vuelta de tuerca a los proveedores.

En efecto, aunque la cesta básica de la compra mantendrá sin cambios el tipo de IVA superreducido (del 4%), la inmensa mayoría de los productos envasados verá cómo su porcentaje crece del 7% al 8%, siendo la subida de dos puntos, hasta el 18%, para los vinos y el resto de bebidas alcohólicas, a los que actualmente se les aplica el 16%.

Es decir, salvo pan común, harina, huevos, leche, quesos, frutas, hortalizas, verduras, patatas naturales y legumbres, el resto de los alimentos tendrá un aumento impositivo y, por ende, de los precios de cara al consumidor final. Y si tal encarecimiento no se produce, "o bien se carga contra las cuentas de la cadena comercial, o bien sobre las nuestras", apunta otro empresario andaluz, que se queja de la constante presión que ejerce la distribución sobre los proveedores, y más en esta ya la larga crisis económica. "Y quieren seguir bajando los precios, como si pudiéramos ajustar más nuestros costes".

Mueve la cabeza para asentir otro de los grandes de la agroindustria regional, esta vez del sector del aceite de oliva. "Por favor, no ponga mi nombre, que ya bastantes disgustos tengo con ellos [las cadenas comerciales] y se agarran a un clavo ardiendo". El oleicultor, relata, está inmerso ahora en una nueva caída del precio del oro verde, "que sólo en parte podría atribuirse al lógico descenso del consumo por la crisis económica y el desempleo; la marca blanca hace mucho, cada vez quedan menos marcas de fabricantes en las estanterías".

Al final, dice otro aceitero, las administraciones, con las ayudas, serán las que corran con el gasto "del exceso de la distribución", indica en referencia a que, por segunda vez, se ha solicitado al Gobierno español que, a su vez, pida a la Comisión Europea que se active la intervención privada para el aceite de oliva, es decir, que la industria inmovilice producción por un periodo de tiempo y perciba por ello subvenciones de las arcas comunitarias.

Pongamos un ejemplo. Cuando el IVA del aceite de oliva pase del 7% al 8%, el litro tendrá que encarecerse más de tres céntimos si se tienen en cuenta los precios actuales. Si el hipermercado o supermercado decide, como estrategia comercial, no aplicar el aumento -aunque en la etiqueta o en la factura reseñe el mayor impuesto-, tendrá que costearlo, ya que el Estado sí le reclamará las cantidades. Cabe recordar en este sentido que las empresas son sólo intermediarias en la recaudación de este impuesto -no grava la actividad económica, sino el consumo-.

Por tanto, esos 3 céntimos o se apuntan como un coste en la contabilidad de la compañía comercial o ésta se los saca al proveedor ajustándole los precios -aún más-.

"En nuestro caso es peor", explica un directivo bodeguero. El tipo se incrementa para sus caldos en dos puntos. "No hay más remedio que subir el precio, no estamos para volver a negociar a la baja con la distribución", comenta.

Hasta ahora, sólo Carrefour ha anunciado su intención de no aplicar el IVA a una lista de productos que aún no ha dado a conocer, aunque en otros sí tendrá que repercutir el alza impositiva pues, argumenta, tienen estrechos márgenes de beneficio. Mercadona, por su parte, ha precisado que si consigue los ahorros de costes que se ha marcado, podría asumir el incremento tributario sin que recaiga, por ende, en los consumidores. Y de momento en la rama alimentaria no hay más posicionamientos en uno u otro sentido, pues se espera a ver qué hace la competencia y a que se aproxime la fecha de entrada en vigor del aumento tributario, fijada para el 1 de julio.

Es más, la guerra del sin IVA (no aplicar la subida) podría surgir en la alimentación, como ya lo ha hecho en la industria textil. En estos tiempos de crisis, los consumidores planifican más los bolsillos y están atentos a cualquier rebaja. Aquí se encuadra la campaña de comparativa de precios que tiene Carrefour respecto a Mercadona.

Y es que no han sido pocas las llamadas de las patronales del comercio para que el Gobierno reconsidere su postura, pues consideran que dañará más al ya de por sí maltrecho consumo. Pero no hay vuelta de hoja.

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