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Quedan muchas más preguntas

El formato del programa "tengo una pregunta para usted", que se inauguró en TVE con el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, a quién siguió el líder del PP, Mariano Rajoy, ha sido un éxito, en cuanto a audiencia y repercusión pública. Otra cosa es si también ha sido un éxito en lo que se refiere a contenidos.

el 14 sep 2009 / 20:35 h.

El formato del programa "tengo una pregunta para usted", que se inauguró en TVE con el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, a quién siguió el líder del PP, Mariano Rajoy, ha sido un éxito, en cuanto a audiencia y repercusión pública. Otra cosa es si también ha sido un éxito en lo que se refiere a contenidos, porque, si nos acordamos, las dos preguntas que más eco tuvieron en los medios, fueron la del precio del café a Rodríguez Zapatero y la del sueldo de Rajoy. Importantes asuntos ésos.

Bueno, pues esta semana hemos estrenado ese programa, también en TVE, en Andalucía, con el presidente de la Junta, Manuel Chaves, emitido en paralelo - en sendas desconexiones autonómicas - con el presidente de la Generalitat, José Montilla. A la vista de las audiencias, tampoco es que fuese un bombazo televisivo, pero, como espectáculo consiguió su propósito. Lo que pasa es que tipo de programas aunque hayan sido una novedad en cuanto a concepción y formato, hay que valorarlos en su justa medida.

Desde luego, hay que apuntarles como positivo el hecho de que personas, que difícilmente tendrían acceso a dialogar con el presidente de su comunidad, o, en su caso con el líder de la oposición, se encuentran con que les pueden preguntar lo que les apetezca, mas o menos, y van a ser escuchados por millones de personas, bastantes de las cuales, probablemente, querrían preguntar también sobre algunas de las cuestiones que allí se plantean. Por otra parte, es bueno que los líderes políticos se sometan, aunque sea muy de vez en cuando, a esa especie de acoso verbal que, aunque sea artificiosamente improvisado, sí resulta inesperado, y fuera de las pautas de los habituales interrogatorios periodísticos a los que están bastante más acostumbrados.

Precisamente, en esa cualidad de francotiradores, que asumen por unos minutos los ciudadanos participantes, está una de las virtudes del programa. Es probable que ningún periodista asumiese hacer algunas de las preguntas que oímos plantearle a Chaves el martes pasado. En esa imprevisibilidad está el mérito. Como también lo está en que es una forma de acercarse a la dimensión humana del interrogado quién, por mucho que se prepare, tiene que hacer, en ocasiones de tripas corazón, para contestar a cosas que no se esperaba.

Contemplado así es un buen programa. Pero no se debe pensar que puede sustituir la presencia pública de dirigentes políticos en otro tipo de debates, en los que los temas se aborden con la profundidad, y profesionalidad, necesarias, y desde la óptica del interés general, y no desde la casuística particular, en la que incurren la mayor parte de los espontáneos entrevistadores. Aunque en su conjunto sirva para dar una perspectiva de los temas que le interesan a la gente, sin filtro alguno, no permite, por el contrario, el que asuntos importantes sean tratados con el rigor necesario. Por supuesto, que no se trata de eso, pero es conveniente matizar las diferencias porque si no, pudiera ocurrir que el personal, por aquello del mínimo esfuerzo pensase que con esto ya lo ha visto todo. Y no es así. Quedan muchas más preguntas.

Juan Ojeda Sanz es periodista

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