"Queremos trabajo, porque sin trabajo en este barrio no habrá seguridad. Las cláusulas sociales de los planes especiales de empleo decían que se iba a emplear a gente de aquí en las obras de rehabilitación de los edificios, pero están viniendo trabajadores de fuera y nosotros seguimos en el paro", sentencia Antonio Ortiz, un vecino del Polígono Sur de 48 años que lleva diez meses sin trabajo y que no ha conseguido trabajar en ninguna de las muchas obras de su barrio.
Se reúne los martes con 30 o 40 compañeros del sector de la construcción, todos desempleados, que piden al comisionado del barrio, Jesús Maeztu, que les permita participar en los trabajos de rehabilitación de viviendas que se están realizando a través del plan Atipe. Como de hecho la administración prometió hacer a través de las cláusulas sociales del programa, para lograr el doble propósito de mejorar las infraestructuras del barrio y al mismo tiempo reducir las altas tasas de desempleo.
"Somos profesionales: oficiales de primera de pintura, albañilería, canalizaciones, un abanico grande de gente trabajadora", dice Antonio, que empezó a trabajar con 14 años, barriendo y repartiendo paquetes en una tienda de cuadros de la calle Sierpes. Con el tiempo montó una frutería en su barrio que regentó unos años, pero al separarse de su mujer se arruinó, explica, y volvió a trabajar como asalariado. Se hizo oficial de primera de canalizaciones y tuvo trabajo hasta hace diez meses, cuando empezaron los impagos en su empresa.
Desde que se quedó en paro busca empleo, y le parece increíble que los empresarios lo duden, por lo que recibió con gran enfado las recientes declaraciones del presidente de la patronal, Santiago Herrero. "Es indignante que Herrero diga que los parados buscamos trabajo cuando se nos acaba el subsidio. A mí me queda más de un año pero llevo buscando desde el primer día. De hecho, si él tiene algún trabajo que ofrecer que me llame, ya verá si voy", afirma, porque tiene que mantener una casa con "tres hijos, dos nietos y un perrito", como bromea para dar a su enfado algo de humor.
En el mismo grupo con el que Antonio se reúne los martes está, José Andrade, de 33 años, que se quedó parado hace ya mucho: ocho meses. "Yo había estado parado como máximo dos meses desde que empecé a trabajar a los 17 años, y esto es muy duro", asegura. "Tengo una mujer y un niño de dos años y tengo que mantener una casa".
José, montador de segunda de estructuras metálicas, se levanta cada día para repartir currículos en empresas que se ajustan a su perfil, y reparte por las casas publicidad para montar toldos de forma particular, por eso también le han soliviantado las declaraciones de Herrero. "Debería haber medido sus palabras porque esta situación es muy difícil, se pasan muchas noches sin dormir y todos estamos buscándonos la vida todos los días, aunque nos quede un año de paro como a mí", dice José. "Yo busco todos los días, soy montador de estructuras metálicas, pero he trabajado de otras cosas, de conductor, de repartidor, y si me contratan para barrer, barro".
José explica que este grupo de desempleados se ha reunido con el comisionado, con la Junta de Andalucía y con el Ayuntamiento, "pero todos nos dicen que la contratación no es de su competencia, así que está instalando los contenedores soterrados una empresa con trabajadores de Aznalcázar, y nosotros, que le pondríamos mucho empeño porque es nuestro barrio, sin trabajo".
Carlos Pedroso, vecino de Las Letanías, entiende que las cláusulas sociales que prometían empleo para el barrio sólo se firmaron para las obras de rehabilitación que ejecuta la Empresa Pública del Suelo de Andalucía (EPSA), que "llevan unos meses paradas". Pero no comprende el porqué: "Ahora se van a adjudicar muchas obras de arreglo de calles como Luis Ortiz Muñoz, y se adjudican sin las cláusulas sociales".
Carlos, de 39 años, es soltero y vive con sus padres. Lleva 14 años cotizados, pero hace casi dos que se quedó sin empleo, tras un año en mantenimiento de maquinaria en Persán, "a través de una empresa de trabajo temporal". Su currículo también es versátil: trabajó en Renault, en Heineken, en Astilleros, en una empresa aeronáutica... en sus inicios se dedicó a la construcción, en la ferralla y como pintor. Hace siete u ocho meses que no cobra el paro. "Ni cobré los 426 euros, porque a los que no teníamos cargas familiares y estábamos entre los 30 y los 42 años no nos los daban", puntualiza al respecto.
Por eso, acuciado por la crisis, ha vuelto a buscar, sin éxito, en el barrio. Dice que la idea de que los trabajadores sean los propios vecinos no ha sido suya, "lo firmaron las tres administraciones", así que reivindica que se amplíe a otras obras que generen empleo, y tratarán de reunirse de nuevo con el comisionado para insistirle en este asunto.
Este periódico ha preguntado reiteradamente al Comisionado del Polígono Sur sobre la posibilidad de que este grupo de parados participe en obras del barrio, sin recibir respuesta.