Cultura

"Quería retratar a los chabolistas del Vacie con la misma dignidad que al Rey"

El fotógrafo Pepe Ortega muestra la otra cara de los chabolistas del Vacie en la Sala El Cachorro.

el 11 may 2010 / 19:14 h.

Pepe Ortega, junto a la imagen central de la exposición, un retrato de ‘La portuguesa’.

"Al llegar allí me rodeó un montón de gente y me dijeron que sólo íbamos allí a sacar la mierda y las ratas, por lo que yo les dije que me tenían a su disposición".

Pepe Ortega, fotógrafo de prensa que desarrolla su labor en el diario ABC, se quedó impactado un día cuando vio que "Javier Díaz [fotógrafo de El Correo] había ido a El Vacie en una de esas típicas visitas que se organizan con políticos y, en lugar de hacer la instantánea de siempre, había retratado a una niña en una foto que me llamó mucho la atención".

Aquello sucedió en el año 2003. Poco tiempo después, Ortega regresó solo al poblado en busca de otra niña. Quería fotografiarla. ¿Y lo hizo? "Se llamaba Celia", responde. A partir de aquel episodio, inspiración entre colegas, se gestó el origen de una exposición en la Sala el Cachorro que durará hasta finales de mayo, aunque cabe la posibilidad de que se prorrogue.

A pesar de haber estado durante tres años, hasta 2005, de "el corresponsal de El Vacie", como el propio Ortega se autodenomina, ha decidido mostrar únicamente ocho fotografías porque "no lo hice más que como un trabajo personal, sin ningún tipo de pretensión". De hecho, ya avisa de que "no tengo intención de vender ninguna de ellas", aunque sí que va a intercambiar una por el cuadro de un pintor.

El fin de este empeño personal del fotógrafo era "retratar con respeto y de forma sencilla, renunciando a crear efectos con el encuadre o con el foco". No en vano, "quería fotografiarlos con la misma dignidad que si hubiera tenido que retratar al Rey", explica acerca de su trato con los chabolistas del Vacie.

Y es que "la gente se imagina una serie de cosas que... Para saber, lo primero es ir a conocer sobre el terreno", subraya Ortega. Así, mostrados sin posar, el fotógrafo comenta que "por muy miserables que sean las condiciones, nos podemos fijar siempre en lo bueno, en lo plástico". Es decir, que un buen fotógrafo sabe dónde encontrar la belleza, y eso es lo que ha hecho él.

A pesar de haber querido inmortalizar el poblado sin miserias, no cabe duda de que a lo largo de los tres años en los que acudió allí durante su tiempo libre conoció muchos ejemplos de pobreza. Sin embargo, asegura que "ellos viven en la pobreza, pero no se andan siempre con remilgos". Y eso que sabe que "la miseria es más efectista, porque el morbo es lo que le interesa a la gente".

Con todo ese trabajo, Ortega se convirtió en uno más del poblado. "La gente se acostumbró a verme por allí con la cámara", comenta. Conocía a muchos, por lo que, asegura, "cuando pasaba algo, me llamaba alguien casi de inmediato; sobre todo cuando ardía una chabola, para llevar la foto al Ayuntamiento".

Tanta es la confianza que este corresponsal de El Vacie se ganó con los vecinos del poblado que incluso le invitaron a participar en una boda gitana como uno más, no como fotógrafo.

"Y era una boda doble en la que incluso me permitieron estar esperando con el resto de los hombres a que se hiciera la prueba del pañuelo a las novias", concluye orgulloso.

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