El bailaor y coreógrafo granadino Rafael Amargo estrena 'La difícil sencillez', un espectáculo con el que quiere transmitir la idea de "herida, miedo y vértigo ante la muerte" según el concepto lorquiano del "duende", lo que le lleva a crucificarse.
Amargo inauguró anoche el Festival Sagunt a Escena con el estreno nacional de su nuevo proyecto, el octavo, y, en uno de los pocos ratos libres que le quedaban antes de saltar al escenario, el coreógrafo explicó a EFE que el espectador se encontrará con "una obra que va hacia el flamenco más hondo" y para el que pondrá en escena "elementos de ritos y de fiestas populares españolas".
"La obra habla de la muerte de Jesucristo en la religión y de la muerte del torero en las fiestas tradicionales, y a partir de ahí hago una metáfora del toro, el torero, la religión y Jesucristo", señala Amargo secándose el sudor tras haber perfeccionado los últimos pasos junto a su cuerpo de baile.
Rodeado por el atrezzo propio de los festivales de danza, el artista, ganador de varios premios Max de las Artes Escénicas, cuenta que para crear las coreografías de su último espectáculo se ha inspirado en el poeta Federico García Lorca y más concretamente en la reflexión que éste realizó en 1933 sobre el "duende", un término "muy utilizado en el mundo del flamenco".
Según comenta el artista, para Lorca "el duende no se explicaba con nada, ni siquiera los filósofos podían explicar lo que era", y en un intento por profundizar más en el místico significado de ese concepto, suspira para añadir: "El duende para el poeta era algo que pertenecía a la herida, al miedo, al vértigo de cuando estás a punto de morir", ya sea por dolor o por puro placer.
En ese sentido, Amargo pone como ejemplo el momento "en el que el torero está a punto de ir a por el toro" para señalar que "ahí, a una persona le sale el duende", como cuando "hay una herida abierta o está a punto de abrirse".
Hace ocho años, el coreógrafo ya se inspiró en Lorca para realizar su 'Poeta en Nueva York' y recuerda que a ambos les une un vínculo: su abuelo, que "era el cartero del pueblo del poeta y a quien le guardaba ciertas cartas comprometidas que el literato quería mantener apartadas de su entorno familiar", evoca con nostalgia.
A lo largo de su carrera, Amargo ha estrenado otros seis espectáculos en los que ha mezclado diversas tendencias y estilos de danza, entre los que destacaron el tono cosmopolita de 'Enramblaos', el vanguardismo de 'El amor brujo' o la estética de videojuego que puso sobre el escenario con 'DQ... Pasajero en tránsito'.
Con 'La difícil sencillez', Rafel Amargo vuelve al "flamenco más intenso" y pretende sorprender a los espectadores con una puesta en escena cuyo momento álgido se produce cuando el bailaor es crucificado y alzado para que el público "pueda sentir el dolor al tiempo que escucha el cante de Manuel Molina", artista invitado para la ocasión.
Pese a la complicada escenografía utilizada en esta obra, el granadino confiesa que a él lo que más le gusta son "los artistas hondos, los bohemios, los que consiguen lo más difícil: el ser sencillos". De ahí el título de la obra, aclara, despojado de cualquier artificio y reivindicando la sencillez.
Diez jóvenes bailarines de su grupo, que en un momento de la obra se transforman en un morlaco figurado al que el torero Amargo tendrá que enfrentarse, completan el elenco de profesionales de la danza que harían vibrar el escenario saguntino, ubicado en unos antiguos altos hornos.
Además, La difícil sencillez cuenta con Francis Montesinos en el diseño del vestuario y la cineasta andaluza Pilar Távora en la dirección, una conexión ideal para la formulación de Amargo por cuanto que la hija de Salvador Távora está más que familiarizada con este tipo de propuestas en las que afloran, de un modo u otro, el flamenco, la tauromaquia, la religión y, en definitiva, algunas de nuestras señas de identidad más profundas.
"Estoy nervioso por el estreno", reconocía Amargo a horas escasas de que se levantase el telón en Sagunto. Para añadir acto seguido que no está preocupado por las críticas que pueda recibir: "Estoy ya muy curtido, muy sufrido. Lo que pensaba que iba a gustar no ha gustado y lo que me pensaba que sí, no". Y es que sus éxitos y sus fracasos artísticos se deben a su "locura", ésa que en muchas ocasiones no le deja concentrarse pero que no le molesta porque su "orden" empieza en "ese desbarajuste", confiesa.