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Rafael Velasco. El asalto discreto al poder

Lleva media vida en el partido y ha escalado puestos de forma meteórica

el 13 mar 2010 / 22:55 h.

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La de Rafael Velasco es una carrera meteórica que se ha forjado desde las entrañas del partido. Sin dar ruido y sin avasallar, el joven cordobés nacido en Palma del Río hace 36 años ha ido escalando posiciones hasta situarse en lo más alto del PSOE andaluz. Dicen quienes lo conocen que sabe jugar bien sus cartas igual que un estratega y que su perfil de hombre discreto lo aparta de las tensiones entre las familias socialistas. Ya estaba en el podio, pero ayer subió un escalafón más al ser nombrado vicesecretario general.

 

Sustituirá nada más y nada menos que a Luis Pizarro, su mentor en el partido al que ya relevó en la secretaría de Organización en 2008. Pizarro cierra así una larga etapa en el PSOE-A como hombre de confianza de Manuel Chaves, que también se ha despedido emocionado de sus compañeros en este congreso extraordinario. Fueron precisamente Chaves y Pizarro los que en 2004 colocaron inesperadamente a un jovencísimo Velasco, entonces vicepresidente de la Diputación de Córdoba, como número tres del partido, en la secretaría de Política Institucional, un área que, por cierto, asumirá también ahora tras la renuncia exprés del gaditano Francisco Cabaña. Chaves y Pizarro le dieron hace seis años el puesto que quería quedarse José Caballos por la vía de la imposición.

Antes de eso, Velasco lo ha sido casi todo: concejal de su pueblo, diputado en el Congreso y el Parlamento andaluz, y secretario de las Juventudes Socialistas. Su trayectoria da para mucho porque lleva media vida en el partido, desde los 19 años. Tiene estudios de Filología Inglesa, está casado y ha sido padre hace poco. No se distingue especialmente por su oratoria y confunde refranes a la hora de arremeter contra el PP, pero se mueve con facilidad por las galerías internas del PSOE y se ha ganado el respeto de los suyos.
Velasco ha sido la cara de la dura negociación con los secretarios provinciales para cerrar la ejecutiva. Horas antes, en los pasillos del Palacio de Congresos de Sevilla un dirigente local se quejaba del reparto y culpaba al "niño este". El niño Velasco, como le llaman algunos, es hoy el hombre fuerte de Griñán.

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