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Rajoy exige al PP "salir a la calle y no avergonzarse"

Cambia su agenda para evitar las protestas e insiste en que los recortes son el único camino. 

el 14 jul 2012 / 20:06 h.

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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aterrizó ayer tarde por la noche en Granada. Cambió su agenda para sortear las protestas convocadas a las puertas del congreso del PP andaluz el domingo. Se esperaban numerosos autobuses convocados para chillar al presidente del Gobierno su indignación por los recortes aprobados en el Consejo de Ministros del viernes. Después de seis meses gobernando, Rajoy vive su momento más crítico como presidente del Gobierno y su último paquete de reformas ha terminado por agotar la paciencia de muchos españoles.

Sin embargo, su discurso ayer no cambió. El líder del PP, que fue arropado y coreado por el partido, se mostró convencido de que éste es el único camino y de que su Gobierno está haciendo lo que debe aunque no le guste o sea impopular. "No vengo a hablar ni de números, ni de cosas técnicas, ni del BOE, ni de leyes, ni de reglamentos", avisó el presidente del Gobierno, que resumió su mensaje en una frase: "Tenemos la firme convicción de que hacemos lo que debemos hacer. A lo mejor no hacemos lo que nos gustaría hacer, pero estamos cumpliendo con nuestro deber".

Rajoy insistió en que "éste es el único camino que conduce a la recuperación, al crecimiento y al empleo". Su principal objetivo es, según subrayó, combatir los cinco millones de parados que hay en España. "Lo hacemos por ellos", llegó a decir a pesar de que entre las últimas reformas se incluye el recorte de las prestaciones para los parados. En eso había insistido la ministra de Empleo, Fátima Báñez, también en el mismo escenario: "Podemos mirar a la cara a los parados".

El Gobierno insiste en que las decisiones que está adoptando "son muy difíciles de tomar". "No es agradable para mí ni para los miembros del Gobierno ni para el partido subir impuestos o reducirle el sueldo a los trabajadores", admitió_Rajoy. Su mensaje al partido fue firme: "No hay nada de qué avergonzarse. Podéis salir de aquí con la cabeza bien alta y con el orgullo de que estamos trabajando en beneficio de todos, de los que nos aplauden, de los que se callan e incluso de los que protestan".

Rajoy criticó la gestión de la crisis del anterior Gobierno socialista y, como viene alegando su partido, repitió que se mintió sobre la gravedad de la crisis.

Su mensaje final fue de ánimo frente a la frustración que se palpa en la calle. "Saldremos", insistió refiriéndose al hondo pozo de la crisis. Sus palabras se dirigieron a reforzar la marca España. Un país que, recordó, es la décima potencia económica del mundo, cuenta con grandes empresas y jóvenes muy preparados. "España tiene, sobre todo, españoles", insistió. El presidente introdujo además en su intervención un duro reproche por los tópicos que se asocian a España desde el extranjero y se refirió al mensaje de que en este país "la gente no trabaja". "Nunca me gustaron los tópicos. Ahora no los aguanto", concluyó. Rajoy se marchó con un objetivo cumplido: esquivó las protestas.

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