El candidato a la presidencia del Gobierno por el PP, Mariano Rajoy, se siente ganador a tenor de las diferentes encuestas que sitúan a su partido por encima de los 195 diputados, esto es, con una holgada mayoría absoluta mientras el PSOE se hunde a niveles históricos.
Ayer, en la plaza de toros de Valencia, el líder popular proclamó que el día 20 se decide en las urnas si España sigue "como hasta ahora" y "cae definitivamente" o si, por el contrario, "cambia el rumbo" y comienza a salir de la crisis.
En el acto más multitudinario de la campaña electoral, y ante más de 20.000 personas, Rajoy volvió a defender que votar al PP supone trasladar a Europa "un mensaje positivo, de confianza" que indique que en este país "se pueden hacer las cosas bien". "Y vamos a hacerlas bien", garantizó, antes de avisar que apoyar al PSOE sería mostrar que España se rinde y no quiere "jugar en la primera división".
Rajoy se mostró convencido por primera vez en público de que llegará a La Moncloa: "Creo que vamos a ganar las elecciones, lo creo y lo digo", afirmó, sin mencionar las encuestas. Y aunque expuso que luego "viene lo más difícil" porque la situación que deberá lidiar es "muy compleja" y "va a costar trabajo superarlo", se mostró convencido de que con el "coraje" y las "agallas" de los españoles se podrá conseguir.
Además, recalcó que no basta con que su partido gane, sino que es necesario que lo haga con el apoyo de "muchos", porque "el peor mensaje que se puede dar al exterior es que hay un gobierno con pocos apoyos". También defendió que España necesita "un Gobierno potable", que pueda garantizar a los ciudadanos españoles que se va a "cambiar".
Rajoy no se refirió en su intervención al expresidente de la Generalitat Francisco Camps, implicado en el caso Gürtel, y elogió a su sucesor, Alberto Fabra, del que ha dicho que será un muy buen presidente.
Este ambiente triunfal contrasta con las llamadas al coraje para dar la vuelta a las encuestas por parte del candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien se esforzaba ayer en subrayar que PSOE y PP "no son lo mismo" y llamó a sus partidarios a aprovechar la semana que queda de campaña electoral para recordárselo a los progresistas desencantados, a aquellos que piensan "incluso que hay que cambiar, el cambio por el cambio, que vengan otros y lo intenten".
Así, reclamó a los simpatizantes y militantes que salgan a buscar a los votantes y explicarles que el PSOE tiene una salida de la crisis "distinta a la del PP" y les arengó subrayando que para el 20-N "queda una semana, que en política es una eternidad y ahora más que nunca". "Pensad en Berlusconi", proclamó aludiendo a la dimisión, este sábado, del primer ministro italiano, y a la rápida erosión de su poder.
Rubalcaba habló ante 5.000 personas en el palacio de los Deportes de Zaragoza -la mayor ciudad gobernada por el PSOE-, donde volvió a estar acompañado por el expresidente Felipe González, quien ya lo acompañó una semana antes en Valencia. El candidato reiteró que con indiferencia "no se construye nada" y remachó que el cambio de Gobierno hacia la derecha en Portugal y el Reino Unido "no ha servido a estos países para salir de la crisis, pero sí para sufrir más recortes. Ésa es la diferencia entre Rajoy y Rubalcaba".