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Rajoy toma el toro por los cuernos

De un plumazo, Rajoy terminó anoche con las especulaciones que se cernían sobre el inmediato futuro del PP al anunciar la celebración en junio de un Congreso al que él mismo se presentará con una candidatura de su confianza. Es una buena noticia no solamente para sus partidarios sino para el...

el 15 sep 2009 / 01:34 h.

De un plumazo, Rajoy terminó anoche con las especulaciones que se cernían sobre el inmediato futuro del PP al anunciar la celebración en junio de un Congreso al que él mismo se presentará con una candidatura de su confianza. Es una buena noticia no solamente para sus partidarios sino para el conjunto de la sociedad española. La desestabilización que podía haber originado la dimisión de Rajoy no beneficiaba a nadie. Porque el PP ha obtenido más de diez millones de votos el 9 de marzo. No es cualquier cosa.

Con este gesto de responsabilidad Mariano Rajoy corta de raíz los intentos de desenfundar las navajas que desde la misma noche electoral amenazaban su continuidad. No hay mejor sistema que el de dejar hablar al partido y que quien quiera se presente con los suyos. No era ni prudente ni recomendable enfrentarse a otros cuatro años de luchas internas, cuyo desenlace ha sido la pérdida de unas elecciones que el PP podría haber ganado de ir sólidamente unido y con nombres menos quemados en sus candidaturas.

Al escuchar ayer tarde a Rajoy en rueda de prensa daba la sensación de estar ante un líder que ha aprendido la lección del domingo y que está resuelto, al parecer, a renovar la dirección del partido con todas sus consecuencias. Ello implicará apear de sus actuales responsabilidades al secretario general y al portavoz en el Congreso de los Diputados, que deberán ser relevados por nombres de mayor atractivo para la opinión pública. A estas alturas nadie duda de que las cosas le hubieran ido mucho mejor en los comicios de haber contado en las listas con gentes moderadas y aperturistas, que las hay en el PP, como genuina representación del centro político.

Creo que nadie se engaña con el dictamen de las urnas del 9-M. El PP ha mejorado notablemente, pero no ha ganado las elecciones. Dentro de unos días la gente de la calle ni se acordará siquiera del número de diputados que subieron los populares. La única evidencia será que en la Moncloa continúa Zapatero. ¿Consuela a algún líder andaluz del Partido Popular su extraordinario resultado en las autonómicas después de un cuarto de siglo en la oposición? A este paso, poco a poco, lograrán la mayoría para gobernar en la Junta. Pero eso puede que sea para el año de la boda de la niña de Rajoy.

Aplíquese el cuento cada quien. Si en Andalucía el PP persevera en su indefinible actitud de complacerse en el espejismo de unos resultados a todas luces insuficientes para gobernar y que en todo caso restablecen posiciones que nunca debió abandonar, el centro-derecha andaluz seguirá in sécula seculórum en una meritoria labor de oposición colmada de experiencia y de sabiduría. Nadie tiene por qué decirles a los responsables del PP-A lo que han de hacer, pero sería aconsejable que tomasen ejemplo de su organización nacional y diesen algunos pasos en la dirección de la renovación. Lo que contribuiría a refrescar un discurso político que no termina de encandilar a los ciudadanos.

Periodista. gimenezaleman@gmail.com

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