Ya está bien de crisis. Con esta tesis pareció despertarse ayer Mariano Rajoy. Por primera vez desde hace unas semanas, el líder del PP olvidó que las aguas están revueltas en su partido para dedicarse a la tarea que le encomendaron sus votantes: hacer oposición y corregir la actuación del Gobierno.
El presidente del PP dejó, aunque sólo por un rato, de hablar de liderazgo, de crisis, de candidaturas, congresos, compromisarios y rivalidades para criticar al Gobierno. Y para ello utilizó la baza que más le ha gustado jugar desde que comenzó a hablarse de desaceleración económica.
Rajoy aprovechó su intervención durante la Junta Directiva del PP de Cádiz para denunciar el "parón legislativo" que se está produciendo por parte del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, del que aseguró que con su "inacción" está sometiendo "a un grave riesgo" a las familias españolas.
Acompañado por el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, y por numerosos dirigentes populares de la provincia, el líder del PP se refirió a la crisis económica y aseguró que la inacción del Gobierno queda demostrada en que sólo se han debatido en las Cortes iniciativas presentadas por los populares. En ese sentido, recordó que la próxima semana presentarán medidas destinadas a agricultores, pescadores y transportistas ante la subida del gasóleo.
la polémica. Y, dicho esto, se acabó la tregua. Tras cargar contra el Ejecutivo de Zapatero, el presidente de los populares volvió a su discurso habitual de las últimas semanas. Aseguró que, tras el Congreso Nacional que su partido celebrará a finales de este mes, "nadie se va a arrepentir" de haberle dado su aval o de votarles y añadió que, si resulta elegido, estará "a la altura de las circunstancias".
Rajoy mostró una actitud más positiva que en otras ocasiones y dijo que su partido le obliga "mucho" y que está convencido de que el de Valencia va a ser "un gran congreso".
Según el líder del PP, en el cónclave va a defender las ideas y los principios que se han convertido en "referencia" del partido, que pasan por la igualdad de derechos y oportunidades de todos los españoles independientemente de donde vivan. Indicó que en la actual legislatura se debe responder a la confianza otorgada por casi diez millones y medio de españoles en las pasadas elecciones y "cumplir" con el programa con el que el PP se presentó a los comicios.
Tras reconocer, una vez más, que el partido atraviesa "momentos difíciles", el presidente del PP insistió en que ha demostrado también saber "superar" las dificultades, y para ello, ha apostado por "preservar" su independencia, ya que, según subrayó, él solo depende de los intereses de los ciudadanos.
Por su parte, el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, se mostró convencido de que su partido va a salir "más fuerte que nunca" tras el Congreso Nacional, del que, a su juicio, va a surgir un líder "que ha demostrado que se crece en la dificultad".
Habló en su línea de fe inquebrantable en Rajoy y dijo que "el Congreso Nacional del partido cada día pinta mejor". Defendió los pactos de Estado manteniendo las ideas y principios del partido pero planteando una "estrategia ganadora para lograr doce millones de votos".
