Local

Ralph König, un gay en el mundo del cómic

el 19 feb 2010 / 21:44 h.

TAGS:

Ante todo queremos agradecer desde aquí su amabilidad a Montserrat Terrones por hacer posible esta entrevista.


De Marcha. Antes de comenzar, quiero darle las gracias por su tiempo y la enhorabuena por el gran trabajo que lleva haciendo desde hace tantos años.

Ralf König. ¡Gracias a ti! No sabes la satisfacción que es saber que mis cómics se publican en España desde hace tanto tiempo

D.M. ¿Cuando decidió que se quería dedicar a hacer cómics?

R.K. Como muchos artistas de cómic, empecé muy temprano, casi desde niño. Tenía un primo que siempre estaba dibujando al mejor pato Donald que pudieras ver. Celoso, me sentaba durante días ejercitándome en dibujar al personaje. No pasó mucho tiempo hasta que algún adulto y algunos compañeros del colegio alabaron mis trabajos en la revista escolar y así como las caricaturas de los profesores que hacía en mi pupitre. Tras eso, la seguridad de que terminaría ganándome la vida dibujando era cada vez mayor, y la verdad es que estoy muy agradecido de haber tenido la ambición y la pasión para conseguirlo.

D.M. Dada la naturaleza sexual de su trabajo, ¿le ha sorprendido la reacción del público?

R.K. A principios de los 80, la homosexualidad estaba todavía fuera de los límites que uno podía tocar y, de repente, surgió alguien que no la trataba de una forma dramática o moralista, sino haciendo bromas. Ese paso era tan fresco y nuevo que enseguida tuve a los estudiantes de izquierdas y a la gente de un temprano movimiento gay de mi parte, y casi no había reacciones negativas. Más tarde hubo algunos intentos de poner mis libros en un listado de títulos dañinos para los niños, pero el público y la prensa se rió de los tribunales y al final un departamento del gobierno decidió que mi obra debía ser observada desde el mismo punto de vista que el arte.

D.M. ¿Podría contarnos alguna anécdota de alguna reacción rara?

R.K. Una vez recibí una carta de una mujer que me daba las gracias porque Huevos de toro hizo que la vida sexual de ella y su pareja mejorara enormemente. Me decía que habían probado multitud de cosas desde que lo habían leído... me alegró mucho de que mi trabajo pudiera causar ese efecto y sólo espero que nunca hayan dejado de experimentar.

D.M. Centrándonos en sus últimos trabajos, ¿cómo pasa uno de escribir sobre la vida gay a analizar conceptos religiosos?

R.K. Ya desde niño siempre he mantenido una postura escéptica acerca de la religión, una que he mantenido (obviamente) como homosexual. Pero nunca tuve ningún interés en ella, algo que cambió a partir del 11-S y la negativa de la Iglesia a casar homosexuales (por poner un ejemplo). Los líderes religiosos llegan con sus mensajes de que Dios no quiere que hagamos esto u odia a aquellos que lo hacen. Por suerte, ya no tenemos hogueras en Europa, pero los hombres santos y sus antorchas siguen activos. De acuerdo con su ideología, las mujeres, los gays y los no creyentes deberían ser los chivos expiatorios de todo lo malo que pasa en el mundo.

D.M. ¿Y has encontrado alguna dificultad en el cambio de estilo o ha sido fácil?

R.K. Simplemente sucedió. Tenía la sensación de que, después de 25 años, ya había dicho todo lo que tenía que decir sobre los gays y que tenía algo más que contar, y lo encontré en la religión. Y de repente estoy volviendo a recibir muchas felicitaciones, y eso es algo que me estimula enormemente.

D.M. En Prototipo, Adán habla con Dios y la serpiente. En Arquetipo centra su atención en Noé y su arca. ¿Cómo fue acercarse a estos personajes?

R.K. Ambos títulos se publicaron originalmente en tiras cómicas del Frankfurter Allgemeine Zeitung, el periódico intelectual de mayor importancia en Alemania. Es por ello que quise buscar personajes con los que los lectores pudieran estar familiarizados, y huelga decir que todo el mundo conoce la historia de Adán y la de Noé. Pero siendo agnótisco como soy, estoy contando la historia a mi manera, y ahora soy yo el que afirma saber lo que Dios piensa y quiere, y desde el punto de vista de mi Dios, Noé es una especie de talibán que desea el fin del mundo. Así que no he hecho nada que los autores de la Biblia no hicieran. Lamentablemente, mis libros no venden tantas copias.

D.M. Leyendo ambos títulos, uno puede percibir el perfecto equilibrio que hay entre risas y reflexión, ¿fue difícil llegar a él?

R.K. Ambos títulos salieron de una forma muy natural y fue muy fácil y divertido escribirlos y dibujarlos. La idea básica, por ejemplo, de que la manzana convertía a Adán en ateo fue el motor de Prototipo, y fue ella la que me fue guiando de página en página. Una suerte, porque a veces hay historias que me dan dolor de cabeza

D.M. Adán, Noé... ¿quién completara su trilogía? ¿Veremos a Moisés o será Jesús?
R.K. La tercera parte versará sobre el apóstol Pablo. Quise dejar fuera la figura histórica de Jesús, porque no  la considero tan importante dentro del cristianismo. Pablo fue el que usó a Jesucristo para sus fines, y al que debemos toda esa aversión hacia nuestro cuerpo y sus deseos, especialmente en la iglesia católica. No está resultando un trabajo fácil porque tengo que tratar con teología compleja pero, al mismo tiempo, es mucho más explosivo que el Antiguo Testamento y, en consecuencia, mucho más excitante para mí.
E.C. Eso ha sido todo. De nuevo gracias por tu tiempo.

R.K. ¡Un placer! Y por cierto, me encantaría ver un gobierno en Alemania igual de crítico contra el Vaticano como el que tenéis en España. ¡Enhorabuena a Zapatero!

  • 1