Qué pasará fue la canción con la que el artista Raphael abrió ayer su concierto en uno de los primeros recitales que acoge el recién estrenado auditorio de Fibes -el primer espectáculo fue el homenaje a Camarón de la Isla dos décadas después de su muerte en la pasada Bienal de Flamenco-, y tal vez por sus megalómanas dimensiones, no consiguió llenar el recinto.
Durante tres horas, Raphael trató de calentar el ambiente de una lluviosa noche con los temas que componen su disco Lo mejor de mi vida, pero sin dejar de lado sus éxitos de siempre, aunque la acústica del auditorio se empeñaba en impedirlo, según opinaban asistentes al espectáculo.
Estuvo arropado por un público -se estima en 2.500 personas- que, en su mayoría -y por aquello de la edad-, ha seguido la trayectoria del artista, y que se rindió a su arte desde los primeros acordes de su banda y ante la puesta en escena. Y el espectáculo ofreció sorpresas que había anunciado el cantante jiennense.
De hecho, conforme avanzaba el concierto, los incondicionales se fueron soltando, al acompañar las canciones más populares del gran genio y figura. Su público, insuperable.
Sevilla es, tras San Sebastián, una de las primeras paradas de la gira de Raphael, que le llevará a ciudades como Ibi (Alicante), Cádiz capital, La Línea de la Concepción (Cádiz), Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria, Logroño, Bilbao, Málaga, y que cerrará el próximo 22 de diciembre en Madrid, en vísperas de las Navidades.
Desde el lado del operativo de transportes, en Sevilla Tussam reforzó ayer con varios vehículos las líneas 27 y B4 en una noche que la lluvia complicó especialmente la circulación.
"Sé que Sevilla siempre va a estar conmigo y estaba planeado desde hacía mucho tiempo que yo debía inaugurar este nuevo espacio, el Auditorio Fibes. Así que este concierto representa una fecha importante para mí", señaló el cantante a este periódico.
