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Raúl ultima su propia Cuba

Raúl Castro, al tomar el testigo de manos de su hermano Fidel, prometió un Gobierno nuevo para Cuba, más racional y eficaz. Ha tardado un año en modelar su propio gabinete, en un proceso estructural de cambio que culminó el lunes con el cese de los responsables de Economía y Exteriores.

el 15 sep 2009 / 23:29 h.

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Raúl Castro, al tomar el testigo de manos de su hermano Fidel, prometió un Gobierno nuevo para Cuba, más racional y eficaz. Ha tardado un año en modelar su propio gabinete, en un proceso estructural de cambio que culminó el lunes con el cese de los responsables de Economía y Exteriores.

Los cambios de ministros del presidente Raúl Castro pueden marcar un nuevo rumbo en la política de Cuba, en momentos de expectativas por la crisis económica mundial y ante los giros que pueda tomar la Administración estadounidense de Barack Obama respecto a la isla, opinan algunos analistas.

Muchos cubanos y diplomáticos analizaron ayer con lupa el reajuste de gabinete que esperaban hace meses y que ha sido significativo en economía y asuntos exteriores, en busca de pistas de futuras políticas interiores e internacionales, o sobre los reacomodos internos de la cúpula gobernante.

Un año después de asumir la Presidencia de Cuba, Raúl Castro ha dado un fuerte golpe de mano para lograr su propia maquinaria de Gobierno, con la introducción de cambios estructurales en el Poder Ejecutivo y el posicionamiento de más hombres de su confianza. El general Castro se excusó en diciembre pasado ante el Parlamento por incumplir el compromiso asumido durante su asunción presidencial, en febrero del año pasado, de que reestructuraría la Administración en los siguientes meses para hacer el aparato más eficaz y racional.

El desquite se lo tomó el lunes con el mayor cambio del Gobierno que se ha producido en Cuba desde 1994, que incluye modificaciones en 11 ministerios, la fusión de cuatro en dos y la sustitución de algunas de las principales figuras de su Gobierno. Los nombres más sonoros entre quienes abandonan funciones han sido los del canciller Felipe Pérez Roque, el ministro de Economía y vicepresidente José Luis Rodríguez y el secretario del Consejo de Ministros Carlos Lage. Les sustituyen Bruno Rodríguez, Marino Murillo y el general José Amado Ricardo Guerra, respectivamente.

Lage sigue dentro del aparato del poder en Cuba desde una de las seis vicepresidencias del Consejo de Estado -máximo órgano de dirección del Estado- y como miembro de la Comisión del todopoderoso Buró Político del gobernante Partido Comunista de Cuba. Sin embargo, su salida de la Secretaría del Consejo de Ministros confirma que quedaron atrás sus tiempos como representante de Cuba en cumbres internacionales. No obstante, analistas consultados no coinciden sobre si Lage ha perdido todo su peso específico dentro del régimen o simplemente se están "reacomodando sus funciones".

"No se puede decir que un hombre que es vicepresidente del Consejo de Estado haya perdido poder", indicó un observador americano. Un analista occidental señaló que "evidentemente Lage no está en su mejor momento", mientras que otro, europeo, subrayó que la decisión de Raúl Castro elimina "parcialmente" al vicepresidente, ya que "le quitó el cargo más importante". Mientras tanto, el ex presidente cubano Fidel Castro negó ayer que los cambios de ministros anunciados el lunes sean el reemplazo de fieles suyos por leales al nuevo mandatario. "A la mayoría de los reemplazados nunca los propuse yo", dijo, y añadió que los destituidos tuvieron "ambiciones que los condujeron a un papel indigno".

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