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Razones para dar por bueno el empate del Sevilla

El Sevilla de ayer no ganó entre otras cosas porque la pólvora estuvo mojada y Manu hizo un gran partido. Pero ofreció buenas sensaciones en algunos aspectos. Mejoró defensivamente con la entrada de Cáceres, por ejemplo. Y Guarente y Zokora demostraron que pueden mantener, con alguna rémora, la medular sin un tercer centrocampista.

el 12 sep 2010 / 22:34 h.

Decían ayer los comentaristas de Canal Plus que el Sevilla les había gustado más en el encuentro ante el Deportivo que en la primera jornada ante el Levante. Para cualquier aficionado nervionense que se precie la afirmación le sonará a chino. Ganar, por encima de todo, es el principal objetivo y la principal de las alegrías para el seguidor hispalense. En cualquier caso, el argumento tiene sus bases válidas. Porque ayer, quizás, el equipo de Antonio Álvarez mostró su cara más sólida y firme de lo que va de temporada. Quizás por ello el de anoche fue el primer encuentro oficial de esta temporada en el que no recibió ningún gol.

El Deportivo gozó de alguna ocasión, sobre todo a balón parado, pero el Sevilla casi nunca sufrió en defensa, y eso es noticia. Puede que tenga que ver con que haya llegado un central de verdad, agresivo y rápido, Cáceres, que ofreció más garantías que Fazio en todo el verano. Y que se le haya sumado, por fin, la mejor versión de Konko, otra vez.

También tendrá que ver con que Antonio Álvarez resolviera el debate, un tanto exagerado, con una alineación con dos delanteros. Y no anduvo mal el equipo ni tuvo huecos en el centro pese al superpoblado centro del campo gallego. Quizás Guarente y Zokora no sean los mejores constructores del mundo, quizás no den pases interiores a lo Laudrup, pero tampoco son mancos y ayer mantuvieron bien la medular. A partir de ahí, el Sevilla, con estos dos jugadores en el césped, deberá encontrar otras vías de penetración. La de ayer era Kanouté, pero no tuvo su mejor día. No importa, acabará apareciendo, eso seguro.

Álvarez se encontró la pasada campaña con algunos jugadores ‘idos’ desde la época de Jiménez. Eso no quiere que le pase a él. En esta intención se puede encontrar la razón a algunas decisiones, como darle confianza a Fernando Navarro, continuidad a Negredo y minutos a José Carlos. La clave del mejor Sevilla de siempre fue contar con 16 ó 17 jugadores al máximo.

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