Local

Reabren el caso por la muerte de cuatro soldados en Herat

De lo que pasó aquel 16 de agosto de 2005 sólo hay una cosa clara: que 17 militares murieron tras estrellarse su helicóptero en Afganistán. Lo demás es bruma, dudas, suposiciones. Un juez ha reabierto el caso gracias al empeño de las familias de los cuatro sevillanos fallecidos en el choque. Lo que quieren es la verdad.

el 16 sep 2009 / 01:07 h.

TAGS:

De lo que pasó aquel 16 de agosto de 2005 sólo hay una cosa clara: que 17 militares murieron tras estrellarse su helicóptero en Afganistán. Lo demás es bruma, dudas, suposiciones. Un juez ha reabierto el caso gracias al empeño de las familias de los cuatro sevillanos fallecidos en el choque. Lo que quieren es la verdad.

Es un caso discreto, del que no se habló mucho más allá de ese verano infernal en el que fue a ocurrir. Entonces sí, en pleno agosto, los medios se volcaron con la tragedia, la segunda mayor del Ejército del Aire tras la del Yak-42. Después vino la investigación oficial y el archivo del caso en el juzgado togado militar. Sin embargo, el empeño de las familias de las víctimas -cuatro sevillanos de la base de El Copero, un madrileño y 12 gallegos- consiguió en septiembre pasado que el caso se reabriera, ante las dudas de que "sólo" fuese un accidente lo que truncó la vida de estos militares. El caso cobra vida ahora porque la presión de esas familias y el descubrimiento de irregularidades en la tramitación de los informes hechos por el Ministerio de Defensa a pie de accidente, en Herat, han obligado al Gobierno a desclasificar documentos hasta ahora secretos del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Ahí puede estar la clave de qué fue lo que realmente pasó en las montañas afganas.

Los hechos se remontan a la mañana del 16 de agosto de 2005. Dos helicópteros Cougar de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (Famet), destinados en la Operación Libertad Duradera contra el terrorismo internacional, iban a realizar un ejercicio de instrucción, con un asalto a un aeródromo supuestamente tomado por el enemigo. Volaban muy juntos, por si tenían que ayudarse ante una emergencia. En un momento dado, el primero de los helicópteros, que efectuaba un vuelo "de riesgo elevado, por la gran velocidad, la baja altura de vuelo y la necesidad de adaptarse al terreno para evitar la posible amenaza existente en la zona" -los entrecomillados son del informe de Defensa-, hizo una "agresiva maniobra de evasión", tocó con una montaña y se estrelló. El segundo aparato tuvo que aterrizar de emergencia, una acción que dejó tres heridos leves. ¿Qué fue lo que hizo que el piloto del primer Cougar, el capitán de Alcalá de Guadaíra David Guitard, girase bruscamente? No se sabe o, al menos, eso dijo el ministerio. Se inclinan por un "fallo humano", pero reconocen que desconocen por completo el motivo de ese giro. En caliente, la explicación que se dio es que las fuertes rachas de viento tumbaron la nave. Más tarde, como recuerda el comandante Rebollo, que coordinaba la tarea en tierra, quedó claro que "el viento no tuvo tanta fuerza como para tirar un helicóptero, y menos uno pilotado por los mejores profesionales". Debió pasar "algo más", como reconoció a El Correo un año después de la tragedia. Ese "algo más" pudo ser un ataque talibán, ya que el mulá Dadulá, un supuesto líder islamisma, reivindicó el atentado al día siguiente de los hechos. Tanto la OTAN como España dejaron de investigar esta posibilidad porque no la consideraron creíble.

Sin embargo, las familias, representadas por el secretario general de AUME (Asociación Unificada de Militares Españoles), Mariano Casado, creen que esta hipótesis es muy posible. Lo que no creen ni por asomo es que se tratara sólo de un accidente que se resuelve con un fallo humano. Como se pregunta Eduardo Guitard, padre del piloto fallecido, "¿por qué se vieron implicados si no dos helicópteros? Si fue un fallo humano, ¿cómo es que afectó a dos naves? Yo sólo quiero saber cómo murió mi hijo". Gracias a su empeño, y al de las familias de los otros tres sevillanos fallecidos -el brigada Juan Morales y los soldados Pedro Fajardo y José Manuel Moreno- se ha superado el archivo del caso, cerrado en junio de 2008 sin establecer "ninguna responsabilidad penal". Las asociaciones de militares y las familias recurrieron y fue reabierto en septiembre.

Es ahora cuando se están produciendo las primeras declaraciones y con ellas llegó la "confirmación" para las familias de que faltaba mucho por saber: el sargento primero que consta en el sumario como el secretario del atestado afirmó ante el juez que no participó en ninguna de las diligencias que se realizaron y que sólo hizo funciones de escolta para un superior y para el entonces ministro de Defensa, José Bono.

Ya las cosas no cuadran, o no tanto, y por eso el juez togado militar 11 de Madrid envió un requerimiento al Gobierno central para que desclasificara documentos del CNI que puedan explicar lo acontecido. El pasado día 20 el Consejo de Ministros decidió, al fin, sacar a la luz, entre otros, el informe de seguridad del vuelo, pieza clave en este rompecabezas.

Las familias confían en que, con los documentos, las dudas queden despejadas. Sin embargo, explican fuentes de Defensa, la reapertura del caso no arrojará mucha nueva luz. "Se descarta el ataque talibán y lo que ocurrió es fruto de un error humano", dicen. No lo ven así las familias, que conocen "el buen hacer" de sus allegados y niegan que el choque fuese causa "de un despiste o una chiquillada". Ahora les queda esperar los resultados.

  • 1