A estas alturas del campeonato, superado ya su ecuador, las declaraciones de buenas intenciones sirven de poco o nada. A estas alturas, lo que importa es ganar y hacer pensar a todos, con hechos, que la temporada aún puede dar alegrías. Todo lo que no sea eso será soñar sin fundamento alguno.
Séptimo en la tabla con 29 puntos, a cuatro del sexto clasificado y a ocho puntos de los puestos que dan derecho a disputar la Champions, el Sevilla se encuentra frente a un cruce y debe elegir uno de los caminos que hay: el primero lleva a ningún lado, a ese limbo futbolístico llamado zona de nadie en el que las ilusiones no existen más que de palabra porque no hay argumentos para verlas cumplidas; el segundo, en cambio, permite seguir los pasos de aquellos equipos que luchan por algo y a los que aún es posible dar alcance, sobre todo porque las distancias aún son salvables,
Quedarse quieto, no saber qué camino tomar, supondría ver cómo los demás te sobrepasan y que la única opción de salvación puede ser rezar.
El Sevilla, favorecido por los resultados de las última jornada, tiene la posibilidad de elegir camino. Para ello, necesita cuanto menos ganar, y luego, a ser posible, que los equipos que tiene por encima de la tabla pinchen. De todos modos, lo prioritario es ganar, algo que, dadas las circunstancias, no parece misión fácil para el conjunto de Manolo Jiménez.
Ver que sólo el Levante, colista y abocado al descenso salvo milagro y de los grandes, lo ha hecho peor lejos de casa pone de manifiesto el lastre que arrastra el Sevilla esta temporada. Y por mucho que se haya dicho nada ha cambiado: de 30 puntos disputados como visitante sólo ha sumado cuatro, uno más que los valencianos.
Nada que ver con el botín obtenido por aquellos rivales que luchan por los puestos altos: Real Madrid (23), Espanyol (16), Atlético (15), Barcelona (13)... Hasta Recreativo, su rival, ha sumado más (9).
En casa presenta números de Champions: ocho victorias y tres derrotas en once partidos, siendo el tercer equipo que mejor lo hace en su feudo. Sólo Real Madrid (30 puntos) y Barcelona (30) lo han hecho mejor. El desequilibrio es enorme y está impidiendo a los nervionenses estar metidos de lleno en la lucha por los primeros puestos.
En realidad, es una de las diferentes causas, ya que el paupérrimo rendimiento lejos del Sánchez Pizjuán se debe a varias y que básicamente se engloban en un concepto: mal juego. Sin ir más lejos, las dos últimas salidas (Bilbao y Getafe) se saldaron con derrota y, además, de las dolorosas.
Toca visitar el Nuevo Colombino, donde la situación no es nada buena. El Recreativo lleva seis jornadas consecutivas sin conocer la victoria (cuatro empates y dos derrotas) y ha caído a zona de descenso. No pierde mucho, pero empata demasiado, de ahí su necesidad de ganar para salir del pozo antes de que las cosas se compliquen aún más.
Víctor Muñoz cuenta con el turco Ersen Martin -primera convocatoria tras su conflicto burocrático con el Trabzonspor- y al argentino Marco Ruben, su único fichaje invernal. Parece clara pues la dificultad que se encontrará el Sevilla.
Jiménez no podrá contar con hasta ocho futbolistas de su plantel (Javi Navarro, Kanouté, Crespo y Chevantón por lesión; Jesús Navas y Adriano por sanción; y Koné, que sigue en la Copa de África), entre los que se encuentra Keita. El Malí ha llegado con "un golpe por encima de la ingle que no le permite impulsarse y cuando hace carrera contínua le molesta", según el técnico, y por tanto no estará con el equipo en Huelva.
Sí estarán Palop y De Sanctis. Han sido protagonistas esta semana por el regreso del valenciano, una de las novedades de la convocatoria junto a los canteranos Casado y Alfaro. La decisión la tiene Jiménez, quien ya ha dicho que el que juegue lo hará también en los próximos compromisos. Y con Palop recuperado, verle en el banquillo se antoja difícil. Por lo demás, habrá que ver si Renato acompaña a Luis Fabiano ante la falta de efectivos en ataque, si De Mul juega en el puesto de Jesús Navas... y sobre todo, si se gana. Porque si no...