Cultura

Realidades opuestas

Crónica del concierto que el Venice Baroque Consort y la mezzo Romina Basso han ofrecido en el Festival de Música Antigua de Sevilla. 

el 12 mar 2010 / 22:31 h.

La anunciada Orquesta Barroca de Venecia quedó al final en el reducido conjunto Venice Baroque Consort, siete atriles provenientes de la referida formación. Su manera de afrontar esta música está más cerca del barroco de salón de I Musici –eso sí, con criterios históricos– e igual de lejos de la garra nerviosa de una Accademia Bizantina que de la solemne parquedad de La Petite Bande.

Siendo válido su posicionamiento estético no lo es tanto que a la hora de tocar la técnica no convenza. Y no lo hizo desde el principio, con dos violines titubeantes y desafinados en el Allegro del Concierto RV 157 de Vivaldi o en el desacompasado inicio del aria Gelido in ogni vena. En justo honor sí conviene citar al inspirado oboísta Michele Favaro, quien sobresalió con un muy emotivo Concierto  de Alessandro Marcello.

La mezzo Romina Basso fue capaz de poner en el aire los más insospechados recursos técnicos y su voz, especializada en este repertorio, es de una personalidad apabullante, con un timbre majestuoso y por momentos sobrecogedor en su muestrario de posibilidades. Pero todo queda ahí, en un alarde de perfección por su parte. No acompañó tampoco la gelidez de la Parroquia del Sagrario de la Catedral ni la acústica del lugar, que aportó una mayor indefinición a un concierto, estrella sobre el papel, que quedará en el cajón de los “podía haber sido”.

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