En lo que va de Liga, el Betis ha empatado con el Cartagena (0-0 en casa), el Real Unión (1-1 también en Heliópolis) y el Cádiz (2-2 en el Carranza). Los tres rivales tienen algo en común: acaban de ascender desde Segunda B. El dato, además de recalcar la incapacidad del Betis para imponerse a adversarios cuya inferioridad debería darse por supuesta, encierra una curiosidad estadística que persigue al conjunto verdiblanco desde hace unos años. Podría decirse que tanto empate ante tanto recién ascendido no debería sorprender a nadie, porque se trata del resultado mayoritario cada vez que el Betis se enfrenta a este tipo de conjuntos desde que él mismo fue uno de ellos por última vez, en la temporada 2001-02. En estas ocho campañas y once jornadas, el conjunto de las trece barras ha disputado 49 partidos contra recién ascendidos y el balance de marcadores es concluyente: 18 victorias, 23 empates y 8 derrotas. Las tablas ganan por mayoría casi absoluta.
Aquel año del ascenso, por ejemplo, el Betis empató los dos derbis contra el Sevilla, mientras que ante el Tenerife obtuvo una victoria y sufrió una derrota. Al año siguiente (02-03), la escuadra de Víctor Fernández perdió y empató con el Atlético, ganó dos veces al Racing y empató también sus dos partidos contra el Recre; la 03-04 fue la mejor campaña en este capítulo: ganó cuatro de sus seis enfrentamientos y sólo dejó ir un empate contra el Murcia y una derrota en Albacete; el peor, sin embargo, fue el curso 05-06: perdió dos veces con el Celta, igualó sus dos duelos con el Cádiz y sólo fue capaz de ganar, una vez, al Alavés. Y a todo esto, el famoso partido aplazado que le queda al Betis es contra el cuarto de los ascendidos este año: el Villarreal B.
