Mi compañero Santiago Ortega es un gran aficionado y amante de la Fórmula Uno. Mientras los aficionados que viajaron con el equipo se quedaban en Bolonia, los miembros de la expedición entre los que nos encontrábamos así como el delegado de ese desplazamiento, Enrique Cabeza, nos alojamos en el Hotel Molino Rosso de Imola, donde se encuentra el circuito de velocidad.
En el modesto hotel hay todo tipo de objetos que recuerdan al piloto brasileño fallecido en aquel circuito, Ayrton Senna. En una vitrina hasta se conserva el neumático del bólido. Hay todo tipo de objetos que recuerdan tan luctuoso acontecimiento y son muchísimos los brasileños que pasan por estas instalaciones hoteleras para fotografiarse ante ellos y rendir culto a la gran figura desaparecida que está enterrada junto al circuito de velocidad de Sao Paulo de Interlagos. Sin duda una de las grandes figuras del deporte de Brasil, donde el fútbol es el rey, es el piloto al que tienen una admiración sin límites que llega hasta extremos realmente insospechados.
La habitación que la noche anterior al fallecimiento ocupó Senna está convertida en un museo dado que en este hotel siempre se quedaba Ayrton tanto para los entrenamientos como para las pruebas al estar muy cerca del circuito y tener una gran amistad con la familia que lo regentaba. Si es amante de la velocidad, de la Fórmula Uno, y tiene devoción por Senna recuerde el nombre del hotel de Imola: Molino Rosso. Otro detalle más, este desplazamiento fue el último que hizo con el Betis a Europa Manuel Ruiz de Lopera.
