Al albur de la celebración del bicentenario de la Guerra de la Independencia, investigadores de Los Alcores han estudiado el peso que tuvo la acción popular en la expulsión de la tropas napoleónicas. Una serie de cuatro reportajes que se publicará los domingos analiza aquellos acontecimientos.
La profundización y concreción de datos sobre hechos que se apuntaban someramente, junto al descubrimiento de otros sorprendentes de los que no se tenía la menor idea, sirven de aporte para hacer luz a la historia de la rica comarca de Los Alcores.
Por ejemplo, se conocía la existencia de un acuartelamiento esos años en Mairena del Alcor, pero no de la influencia que tuvo en acontecimientos que marcaron el punto de inflexión de la guerra. Tampoco que ante la presencia del ejército de Napoleón, sus habitantes padecieron opresión bajo una muda resistencia, que, si bien no evitó incidentes puntuales entre ciudadanos y soldados franceses, tal discreción contribuyó a la urdimbre de una trama de apoyo a la estrategia nacional contra el invasor.
Los vecinos de Los Alcores participaron en las más importantes contiendas bélicas a través de la Junta Popular de Sevilla y aportaron apoyo logístico. Por otra parte, los estudios arrojan datos sobre la vida de los alcoreños o los hechos más destacables que se produjeron en los cuatro pueblos.
Calles y apellidos de 1808 . Un total de 17 calles del centro urbano de El Viso del Alcor siguen llamándose como en 1808, cuando se produjo la Guerra de la Independencia: Real, Cantarranas, Hondilla, Horno Nuevo, Alpechín, Capitas, Del Molino, Convento o La Palma.
El estudio, confeccionado por el profesor y paisano Marco Antonio Campillo, arroja otros datos en relación a la prevalencia de apellidos en el pueblo, donde se mantienen los más significativos en la actualidad, de acuerdo a la siguiente estadística elaborada por el historiador con los datos del padrón de 1798: Roldán (8%), Jiménez (7,5%), Morillo (4,75%) o León (4%).
El trabajo de Campillo abarca desde la segunda mitad del siglo XVIII a la primera parte del XIX y recoge otros aspectos de ese pasado para El Viso y las tres restantes localidades de Los Alcores: Mairena del Alcor, Carmona y Alcalá de Guadaíra.
Otras revelaciones del informe remiten a la difícil etapa social que vivieron estos pueblos entre 1800 y 1812, cuando bajo el paraguas económico de una actividad básicamente agrícola y ganadera, la débil estructura social de los pueblos se resquebrajó por dos epidemias (la de fiebre amarilla de 1800, que rebrotó en 1803) unidas a las perturbaciones climatológicas que mermaron las cosechas de los campos, coronadas por la grave sequía de 1807.
Una dura etapa, a la que añadir los negativos efectos de la ocupación francesa, que diezmaba a la población con sus desmedidas exigencias tributarias o el pillaje de las tropas.
Para combatir la crisis, las administraciones públicas y el clero auxiliaron a los estratos más débiles, formados por un nutrido grupo de braceros en el 65%, caldo de cultivo de parias y desahuciados. En ellos se integraban las viudas, mientras que el resto eran grandes propietarios de tierras (1,45%), perentrines o propietarios medios (6,9%) y pegujaleros o pequeños propietarios (25,81%).
<b< Arriba y abajo . Las penurias llegaron a la comarca tras una época de expansión económica, previa a la llegada de las tropas galas. Ello había permitido la acometida de grandes obras públicas y reformas de edificios.
Así, se amplió y reformó el templo principal de Santa María del Alcor -cuyo campanario había derribado el terremoto de Lisboa de 1756- y se reformó el convento de los Mercedarios, el segundo más antiguo de Andalucía. Asimismo, se actuó en el palacio de los Condes de Castellar, señores de El Viso.
