Aunque sólo sea por unas horas, Sevilla recobrará esta mañana el pulso de su ciudadanía. Como es tradicional, miles de sevillanos -algunos haciendo un breve paréntesis en su periodo vacacional- se echarán a la calle de madrugada para no perderse la cita anual de cada 15 de agosto con la sonrisa de su patrona.
Será a las ocho de la mañana cuando la Virgen de los Reyes aparezca bajo su palio de tumbilla por la Puerta de los Palos de la Catedral, momento en el que la tradición asegura que la Señora concede una de las tres gracias que se le imploran.
Previamente, en el interior de la Catedral se habrán oficiado tres misas ante el paso de la patrona, en horarios de 5.30, 6.00 y 6.30 horas, a las que suele acudir un gran número de los fieles que han peregrinado a pie desde primeras horas de la madrugada desde la cornisa del Aljarafe y otros municipios del área metropolitana.
La procesión de la patrona por las gradas bajas de la Catedral, que suele prolongarse durante noventa minutos, se mantendrá dentro de los cánones tradicionales. La gran novedad la constituye este año la incorporación de un centenar de jóvenes en el cortejo de la procesión, una iniciativa promovida por el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, para potenciar el protagonismo de este colectivo en vísperas de la celebración en 2011 de la Jornada Mundial de la Juventud.
La imagen de la patrona lucirá esta mañana el manto de la coronación, una pieza de tisú en tono celeste bordado en plata por el taller de Olmo según un diseño de Herminia Álvarez Udell y que estrenó la Virgen en 1904 con motivo de los fastos de su coronación.
La compañía del Ejército que cierra el cortejo no rendirá honores a la Virgen de los Reyes aunque sí interpretará el himno nacional a la salida de la imagen, después de que el Ministerio de Defensa haya promulgado una "aclaración" al nuevo Reglamento de Honores del Ejército.
Finalizada la procesión, el arzobispo de Sevilla presidirá en la Catedral una misa estacional, a cuyo término el paso de la Virgen regresará a la Capilla Real.
Es costumbre durante la mañana del 15 de agosto que las iglesias del Pozo Santo y del convento de Santa Rosalía reciban la visita de numerosos sevillanos para admirar la iconografía de las vírgenes dormidas, recreación del tránsito de la Virgen María.
