Cultura

Reflexiones a ritmo sobre el futuro Ballet de Andalucía

¿Qué debería hacer la Junta con el Ballet Flamenco de Andalucía? He aquí una propuesta.

el 14 abr 2011 / 19:53 h.

A los críticos de flamenco se nos suele reprochar que sólo nos limitamos a criticar y que no aportamos ideas para que las cosas se hagan mejor. Es posible que lleven razón quienes nos reprochan esto.

Lo que ocurre es que para aportar ideas hay que saber de flamenco y para saber algo sobre lo jondo hay que dedicarle a este arte todas las horas de tu vida. Estos días se está hablando mucho en el mundillo sobre el futuro del Ballet Flamenco de Andalucía, cuya directora durante más de cuatro años, Cristina Hoyos, dejó de serlo hace escasas semanas. La pregunta que se hacen los amantes del baile flamenco es, lógicamente, ¿qué va a ocurrir ahora? ¿Ha llegado a su fin el Ballet Flamenco de Andalucía?

La idea de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, según parece, es que un "comité de expertos" dirija el Ballet y que se vaya contando puntualmente con determinados artistas para que monten coreografías. Esto podría resultar, sin duda.

Sin embargo, y después de consultar a especialistas en este asunto, lo que de verdad habría que hacer sería crear un Ballet muy bien preparado para que recorriera el mundo, cada año, dando a conocer nuestro legado dancístico, o sea, esas obras que tuvieron éxito en su momento y que el tiempo las ha ido dejando en el olvido. Nos referimos a obras creadas por La Argentinita (Las calles de Cádiz), Antonio el Bailarín (El sombrero de tres picos) o Antonio Gades (Fuenteovejuna), por citar sólo tres.

¿Qué conseguiríamos con esto? Primero, que el Ballet cumpla una función de promoción de nuestro legado dancístico, sin duda el más rico del mundo.

Ahora que ya somos Patrimonio de la Humanidad y que, al parecer, existe un gran interés por saber qué es el flamenco, el Ballet Andaluz debería cumplir esa función. Esto no quiere decir que no estrene nuevas coreografías. Por supuesto que sí. Aunque esa función la cumplen las compañías privadas y lo están haciendo muy bien. Nos referimos a las de María Pagés, Israel Galván, Eva Yerbabuena, Belén Maya, Rafaela Carrasco, etc.

El Ballet Flamenco de Andalucía debería hacer cualquier cosa menos competir con estas compañías privadas, que se sostienen con mucho esfuerzo y dinero.

Esta reflexión podría servir también para el Centro Andaluz de Flamenco y la Agencia Andaluza. Pero sobre todo para el Centro Andaluz de Flamenco. Nuestro arte está en un momento muy importante en cuanto a proyección internacional y reconocimiento, pero, si nos lo permiten, el momento de euforia desatada es también un poco delicado porque corremos el riesgo de que lo jondo acabe siendo una especie de sarampión que lo deje tocado.

Hay un empeño desmesurado en que aquí cante, baile y toque la guitarra todo el mundo, como ocurrió hace décadas con las sevillanas. Lo único que hace falta ya es que creen una fábrica de artistas en los campos de Tablada, una gran escuela estatal que exporte intérpretes flamencos al mundo como exportamos aceite de oliva o jamones.

En el mundo del flamenco actual no todo es cultura, y la cultura debería de ser lo esencial. Mientras que la investigación está abandonada, se ponen las botas unos cuantos intérpretes de moda en nombre de la cultura. Con esto es con lo que hay que acabar y no con el Ballet Flamenco de Andalucía.

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