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Regresa el mejor Almodóvar

el 01 sep 2011 / 16:51 h.

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Terror, suspense y cirugía plástica son los ingredientes de la mezcla explosiva de La piel que habito, la última incursión en el cine más oscuro de Pedro Almodóvar. La película, protagonizada por Antonio Banderas, Marisa Paredes y Elena Anaya, supone un cambio radical en la trayectoria del cineasta manchego, que da sus primeros pasos en el thriller, género donde el director no descarta seguir trabajando en próximos proyectos. Basada en la novela Tarántula del autor de best seller francés Thierry Jonquet, Almodóvar la convierte en una película de suspense y horror pero sin sangre.

Tomando de nuevo como punto de partida un accidente de tráfico, como ya hiciera en su último trabajo, Los abrazos rotos, la historia se desarrolla en una mansión idílica llamada El Cigarral, donde el doctor Robert Ledgard (Antonio Banderas) investiga y desarrolla nuevos avances en medicina bajo la sombra de la venganza. Y es que tras la muerte de su mujer, la tragedia vuelve a golpear al personaje cuando su hija se suicida, lo que le lleva a una historia de reclusión y abusos. Así, el objetivo de este médico es la venganza del violador de su hija (Blanca Suárez) de una forma cruel e ingeniosa. La película es la historia de esa venganza e implica que el violador, llamado Vicente (Jan Cornet), acaba en manos del doctor, convertido en otra cosa que se parecerá mucho a Vera (Elena Anaya), prisionera del doctor Ledgard.

Así, la historia comienza tras el accidente de tráfico en que muere carbonizada la mujer del doctor Robert Ledgard tras sufrir quemaduras en todo el cuerpo en un accidente de coche. Tras el suceso, Ledgard, un eminente cirujano plástico, se interesa por la creación de una nueva piel con la que hubiera podido salvarla. Doce años después consigue cultivarla en su propio laboratorio, una piel sensible a las caricias, pero una auténtica coraza contra todas las agresiones, tanto externas como internas.

Pero para poner en marcha su plan, Robert no sólo requería años de estudio y experimentación, sino también una cobaya humana con la que probar sus avances médicos. Tras la desaparición de decenas de jóvenes de ambos sexos, una de ellas, Vera acaba compartiendo con Robert la mansión El Cigarral. Junto a ellos permanecerá siempre Marilia (Marisa Paredes), la mujer que se ocupó del doctor desde el día que nació, y que es su cómplice más fiel que nunca le fallará. Así, la protagonista se ve obligada a emprender de forma involuntaria un viaje sin retorno del que no puede escapar.
Antonio Banderas, que saltó a la fama gracias al director manchego en las películas Matador (1986), Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) y !Átame! (1990), vuelve 20 años después a sus orígenes para trabajar con Almodóvar. Tras ponerse en 1990 en la piel de Ricky en ¡Átame!, Banderas cruzó el charco para probar suerte en el cine americano, donde ha trabajado durante dos décadas. Sin embargo, el malagueño quería volver a trabajar en una película menos comercial y más arriesgada tras tantos años en Estados Unidos. Con La piel que habito vio la oportunidad perfecta para hacer un paréntesis en su trayectoria norteamericana.

Pero La piel que habito no sólo ha sido importante para sus actores, también para el propio Almodóvar. De hecho, hasta el último momento estuvo a punto de cambiar el proyecto de rodaje y comenzar Los amantes pasajeros, el trabajo por el que apostaban en su productora: una comedia como las que le piden por la calle desde hace 30 años.
Sin embargo, decidió apostar por este thriller, una película oscura y que invita a la reflexión. Un filme que parte de los géneros del terror y de la ciencia ficción para explorar lo que ocurre cuando un científico pierde el contacto con la humanidad, y ofrece una adaptación libre del clásico de 1931 Frankenstein.

"Soy incapaz de respetar las reglas de los géneros. La historia de la película se puede contar de muchos modos, es una historia de supervivencia en una situación extrema que en definitiva es un tema eterno, es el tema más antiguo del mundo", explicó el cineasta tras su proyección en el Festival de Cannes, donde optaba a la Palma de Oro.
El director confesó que se inspiró en la literatura médica mientras investigaba para la película, que plantea cuestiones sobre los peligros potenciales de nuevas tecnologías como la ingeniería genética y el desarrollo de órganos humanos en un laboratorio. "No es ciencia ficción porque estos experimentos ya existen, hay un laboratorio en Granada donde fabrican piel artificial", apuntó. "Quería suspense pero sin gore, sin sangre. Hay muchas incisiones en la película pero no quería que fuera una película sangrienta", agregó.
La piel que habito fue presentada en el festival de Cannes el pasado mes de mayo, donde recibió grandes aplausos al acabar la proyección y críticas muy positivas. A partir de mañana, llega a nuestras pantallas para poder disfrutar del siempre sorprendente Almodóvar. n

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