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Regreso a Jellystone

Mítico título de Hanna-Barbera, las peripecias de Yogui y su inseparable Boo-Boo se adaptan a un filme que mezcla imagen real con animación digital, cómo no, en 3d.

el 17 feb 2011 / 16:53 h.

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Si algo demostraron en su momento las dos irregularísimas entregas de Los Picapiedra (sobre todo la segunda, olvidable filme donde los haya); o las dos partes de Garfield (de la que lo único salvable era la voz en versión original del gato que ponía Bill Murray) y que muy probablemente ratificarán esos Pitufos que se estrenarán por agosto, es que cualquier producción cinematográfica basada en dibujos animados no debería ceñirse tan sólo a trasladar, mediante los efectos especiales que sean necesarios, lo que veíamos en la pequeña pantalla a las formas más realistas posibles; sino que, en su lugar, debería plantearse seriamente encontrar a un guionista o equipo de guionistas capaces de insuflar la suficiente solidez al libreto para que éste no terminara, como fue (o probablemente será) el caso de las cintas arriba citadas.  

Y si uno tiene que hacer caso a las críticas que llegan desde el otro lado del charco, lo que vamos a poder encontrar este fin de semana en este Oso Yogui no va a servir para variar en ningún sentido el hecho de que esta versión en imagen real de la mítica serie de Hanna-Barbera  sea un descerebrado filme sólo apto para los más peques.

En la cinta, el parque de Jellystone ha estado perdiendo dinero y su codicioso alcalde decide cerrar y vender el terreno. Eso significa que las familias ya no podrán experimentar la belleza natural del parque, y lo que es peor, los osos Yogi y Boo Boo serán expulsados de la única casa que han conocido.

Haciendo frente a su mayor desafío, Yogi deberá probarse a sí mismo que es un oso más inteligente que la media. Él y Boo Boo unirán sus fuerzas con su némesis Ranger Smith para encontrar la manera de evitar que el parque Jellystone cierre para siempre. 

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