En un examen de Naturales, un niño escribió: Los calamares gigantes agarran a sus presas con sus potentes testículos. Qué gran verdad. Entre los llamados gazapos escolares se cuela a veces el pensamiento real de una sociedad: Los caracoles son todos homosexuales, escribía un alumno; otro afirmaba que para hacer huevos, la gallina debe ser fermentada por un gallo; uno más, al preguntársele cómo están adaptadas al vuelo las aves, respondió que ende chica (sic). Un muchachito sevillano dijo que la diferencia principal entre los humanos y los monos es que los humanos van en coche y los monos van andando. En Sevilla estamos intentando ser un poco más monos en este sentido peatonal del término, aunque a veces aparece un calamar gigante dispuesto a impedirlo, ostentando para ello sus poderosos testículos. No lo conseguirá, mientras queden niños capaces de escribir que la metáfora es una especie de atmósfera.