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Reino Unido cede el control de Basora al Ejército iraquí a pesar de la violencia

Las tropas británicas traspasaron a las fuerzas iraquíes el control sobre la seguridad de la todavía violenta Basora, al sur del país, cuatro años después de ser tomada por Reino Unido. Pese a esta cesión en materia de seguridad, las milicias chiíes aún controlan de facto esta provincia.

el 14 sep 2009 / 21:35 h.

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Las tropas británicas traspasaron a las fuerzas iraquíes el control sobre la seguridad de la todavía violenta Basora, al sur del país, cuatro años después de ser tomada por Reino Unido. Pese a esta cesión en materia de seguridad, las milicias chiíes aún controlan de facto esta provincia, la cuarta que pasa de manos británicas a iraquíes.

Este traspaso del control de Basora supone uno de los mayores retos para el Ejército iraquí desde la invasión liderada por EEUU en marzo de 2003. Basora es la cuarta provincia cuyo control pasa de manos británicas a iraquíes, después de las también meridionales Muzana, Zi Qar y Maysan, todas ellas de mayoría chií. En la ceremonia de transferencia de poderes celebrada en el aeropuerto de la ciudad de Basora, capital de la provincia ubicada a 550 kilómetros de Bagdad, participaron altos cargos civiles y militares de Irak, así como los mandos de las tropas británicas.

El consejero de Seguridad Nacional iraquí, Muwafak al Rubei, que acudió en representación del primer ministro, Nuri al Maliki, calificó la cesión del control como "un gran acontecimiento en la provincia, que marcará el inicio de su reconstrucción". Sin embargo, tras la retirada de las tropas británicas, todos los ojos se dirigieron a las milicias chiíes que operan en la zona y que, en la práctica, la controlan de facto.

Basora es el principal centro de la industria petrolera en Irak, de donde procede cerca del 70% de las exportaciones de crudo iraquí; una riqueza que hace temer a muchos que se desate un conflicto por su control entre las milicias locales si los soldados iraquíes fracasan en su labor.

Sin embargo, para Rubei, el traspaso es "indicador de la disminución del papel de las milicias y de otros grupos radicales" en la zona. Todo lo contrario consideró el ministro británico de Asuntos Exteriores, David Miliband, que reconoció que su país no entrega a los iraquíes una provincia de Basora tranquila, sino que la violencia está todavía presente y tendrá que ser abordada. "Esta sigue siendo una sociedad violenta en la que las tensiones tienen que ser atendidas, pero necesitan ser afrontadas por los líderes políticos iraquíes y es la política la que tendrá que estar en primer plano en los próximos meses y años", agregó el ministro.

Por su parte, el comandante en jefe de las tropas británicas en Basora, Graham Binns, señaló que sus soldados evitaron en los últimos cinco años que la provincia cayera "en manos de los terroristas", y ahora ayudarán a los militares iraquíes.

Presos. El consejero de Seguridad Nacional iraquí aprovechó para hacer público un plan para excarcelar a unos 20.000 presos, de los 50.000 que hay en las prisiones gestionadas de forma conjunta por las tropas extranjeras e iraquíes, bajo una ley de amnistía que será sometida a la aprobación del Parlamento iraquí.

Después del traspaso, las 4.500 soldados británicos desplegados en la zona se retirarán a una base militar cerca del aeropuerto de Basora, para dedicarse a entrenar a las fuerzas iraquíes, antes de que su número se reduzca a 2.500 en primavera.

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