Acosado por un lamentable inicio de temporada, el Cajasol fue a lograr su primera victoria en el mejor escaparate de la Liga cuando más acorralado estaba por la necesidad y por la espada de Damocles que afilaban entre bastidores. La crisis, al contrario, espoleó a un equipo que se reivindicó como colectivo pero sobre todo en muchas de sus más cuestionadas individualidades.
Un triunfo que se recordará y que debió llegar antes de la prórroga que forzó Bullock gracias a dos decisiones arbitrales sospechosamente erróneas, la primera en una falta que señalaron a De Miguel tras anotar Llull un tiro libre en el típico forcejeo por ganar la posición con Felipe Reyes. No era una decisión baladí, puesto que restaban 13 segundos y el Cajasol ganaba 96-98. Después, señalaron otra falta a Miso, que hizo más por apartarse que por rozarse con Bullock, cuando fue el estadounidense el que buscó el contacto. Los dos tiros libres llevaron al tiempo extra mientras Comas pateaba con toda la razón del mundo una silla.
Porque si nadie hubiese apostado a priori a que el conjunto sevillano, colista de la ACB, se iba a plantar en los últimos instantes con el partido en la mano, menos aún en la prórroga, cuando con el varapalo moral del desenlace último, se iba a jugar el triunfo sin Carter, Ignerski, De Miguel y Miso, es decir, con solo seis jugadores. Esos cinco minutos iban a rematar 45 de pura reivindicación para varios jugadores. Savanovic, Ilic y Rivero, los tres damnificados en el partido ante el Bruesa, de los que Comas dijo que no estaban al nivel que requería la exigencia del equipo, se aliaron con Pecile, convertido ya en líder, y Ellis, otro que no acababa de ver la luz, para sobreponerse a todo, a sí mismos, a las críticas del técnico, a la racha, a la baja de Bennett... para conseguir un triunfo importantísimo.
Sólo en los primeros minutos el Cajasol se pareció al equipo deslabazado de jornadas atrás, con muchos problemas en ataque y con una defensa demasiado permisiva (14-5). Tardó poco en adquirir el nivel competitivo que ya apuntó en los 25 minutos últimos ante el Bruesa, que ayer por cierto derrotaba al Tau. Comas tampoco dudó en indultar a Savanovic, Ilic y Rivero y la respuesta del terceto fue contundente. Si el viejo maestro de Badalona buscó herir el orgullo de estos tres jugadores para hacerlos reaccionar, lo logró. El Cajasol hizo piña en la defensa y ayudado por un mal día del Madrid en el tiro, fue poco a poco imponiéndose. Los triples de unos desinhibidos Rivero y Savanovic dieron las primeras ventajas al Caja, que lograba cerrar el rebote, imponer respeto con los centímetros de Ilic y sacar un gran rendimiento al tiro exterior, donde también sobresalía Pecile. No obstante, prorrateaba una serie de pérdidas bastante inocentes que dejaban tranquilos a los blancos, que no necesitaron una sola canasta en juego de Felipe Reyes hasta el 17'.
El Cajasol volvió a coger aire sacando a relucir varios contraataques, uno de ellos rematado en un alley-hoop de Miso para Carter. El 41-47 se desvaneció antes del descanso a través de una técnica a Ellis (49-47) pero ya había base para el optimismo con 8 de 16 en triples, un 55% en tiros de dos y ocho jugadores aportando en un ataque que promediaba hasta ayer 64 puntos. Mientras los sevillanos siguieron fomentando la variedad ofensiva, con buena circulación de balón y gran actividad defensiva, el Madrid confiaba casi en exclusiva en Reyes y en Llull para cerrar el partido en el último tramo (91-88). Dos buenas acciones defensivas permitieron al Caja sobreponerse otra vez y de no ser por la parcialidad arbitral, hubiese cerrado el partido al sonar la bocina en el 40' con un Savanovic dando más muestras de su calidad.
La sensible merma de potencial por las faltas pudo servir de excusa en la prórroga, pero rápido Ellis clavó un triple e Ilic sumaba un dos más uno tras asistencia de Rivero. Luego se vio cómo hasta tres jugadores se lanzaban al suelo para pelear una posesión vital y el acierto en los tiros libres, uno de los déficits del equipo hasta ahora, concretó un triunfo maravilloso y muy merecido.