"En Europa, la nación que ha realizado un trabajo más profundo de revisión de su pasado ha sido Alemania, el país más próspero del continente, y esto no es tan casual". Con estas palabras la actriz y directora portuguesa María de Medeiros defendió ayer la importancia que a su juicio cobran los procesos de reparación de la memoria histórica, tema que aborda en su último trabajo, Los ojos de Bacuri.
La cineasta y cantante lusa, que anoche recogió el Premio Ciudad de Sevilla en la clausura del Festival de Cine Europeo, compareció ante la prensa para presentar este documental, en el que recorre la lucha por las libertades en la historia reciente de América Latina a través de la vida de tres generaciones de mujeres de la misma familia.
Este trabajo nació a propuesta del Ministerio de Justicia de Brasil, país que posee una comisión de amnistía y reparación que ofrece a las víctimas de la dictadura un certificado con las disculpas de aquel Gobierno y se encarga de reconstruir el pasado de muchas personas, que no conocen ni siquiera el nombre de sus verdaderos padres.
La película sigue la historia de la familia del militante político brasileño Eduardo Leite Bacuri, asesinado atrozmente a los 25 años por la dictadura militar por defender la democracia en 1970. La cinta sigue la vida de su compañera sentimental Denise Crispim que aguardaba embarazada en la cárcel. A pesar de que pudo huir a Chile justo después de dar a luz a su hija Eduarda, tuvo que volver a enfrentarse allí con un nuevo golpe militar, el de Pinochet. Finalmente, logran escapar a Italia, donde esta familia permanece durante 40 años hasta que Brasil abre un proceso de reparación de la memoria histórica. Al regresar, se enfrentarán a los fantasmas del pasado.
Tras la proyección de este cinta el viernes, De Medeiros celebró un encuentro con los espectadores. "Vivimos un momento muy emocionante. Una chica parecía muy afectada. Pensé que sería brasileña, pero era iraní, y me dijo que eso mismo es lo que está pasando ahora en su país. Estamos hablando de una historia del pasado, pero que también es el presente", comentó.
A su juicio, estos procesos son necesarios en todos los países, incluida España, pese a las controversias que despierten. "Tener acceso a la verdad refuerza la democracia. Todos los países tienen episodios oscuros en su historia, como los tenemos en nuestras vidas. No hay que ocultarlos", dijo.
También reflexionó De Medeiros sobre la crítica situación de la industria en Europa. "Soy una apasionada de las películas europeas. Aquí nació el cine y Europa debe conservar el cine de autor". Sin embargo, lanzó un aviso para que España no siga los pasos de su país, a cuenta de los recortes: "En Portugal el cine está muy afectado por la crisis, como aquí, y aunque se han realizado películas muy buenas, como Tabú, el cine portugués está ahora completamente parado".
En su opinión, tanto el cine como el resto de la cultura son fundamentales en estos momentos. "La situación en Europa es desesperante y genera un sentimiento de injusticia porque la gente más penalizada por la crisis no tiene la culpa de lo que pasa. Esto lo han producido los errores de los bancos, la industria y la especulación, pero se pide cuentas a quienes no tienen ninguna culpa", lamentó. "La cultura es un espejo que nos permite la reflexión que además ayuda a tener un valor moral, importante cuando no se tiene dinero. Es peligroso que además de asfixiar a las personas se les quite el acceso a la cultura", advirtió.
La artista también está promocionando su disco, Pájaros eternos, un trabajo que va en paralelo al documental. Entre sus próximos proyectos está rodar en Canadá una película sobre Beckett. "Luego iré a Río para hacer teatro. Mi vida sigue llena de contrastes", concluyó.