La crisis económica les está viniendo que ni pintada a los más modestos del flamenco, porque la imposibilidad de contratar a las primeras figuras hace que tengan una oportunidad los que cobran menos, que en algunos casos cantan mejor que los que se están poniendo ricos, sinceramente.
En La Puebla de Cazalla han intentado tener este año a las figuras de moda, como en todos los festivales, según nos dijo uno de los organizadores de La Reunión, pero éstos no se bajaron de la parra y por eso entraron en el cartel artistas modestos como el Nene de Santa Fe, Raúl Montesinos, Luis de Luis y Marga de Jerez. ¡Ay, Dios!
José Menese se negó a cantar este año porque, según declaraciones a un diario madrileño, está en total desacuerdo con la línea del festival. Sorprende que Menese venga ahora con estas críticas tan duras cuando es un festival creado por él y por el añorado Moreno Galván, su mentor. Estamos totalmente de acuerdo con las críticas; es más, en este periódico llevamos décadas denunciando la barbaridad de los tradicionales festivales de verano, su excesiva duración, la incomodidad de las sillas de tijeras, las neveras y el ambigú.
Menese defendió todo esto cuando le combino porque el festival le encumbró y era la gran obra de sus maestros Paco Moreno y Antonio Mairena. Ahora lo ataca porque ya no está en la cumbre, de lo que no tienen la culpa en La Puebla de Cazalla.
Es una pena lo que ocurre con tan buen cantaor, pero él decidió autodestruirse hace años y está consiguiéndolo. De paso, se ha propuesto acabar con el festival que se lo ha dado todo. Tampoco tendrá que esforzarse mucho, porque esta cita lleva años agonizando, como todas las de su línea, aunque el enfermo tenga a mucha gente a su alrededor viéndolo morirse lentamente.
Lo más doloroso de todo este feo asunto es que muy pocos echaron de menos a José Menese en La Fuenlonguilla la noche del sábado. El patio no llegó a llenarse como todos los años, pero hubo una magnífica entrada y los aficionados de verdad disfrutaron con el Nene de Santa Fe y José Valencia, dos grandes cantaores a los que prácticamente nadie considera. José Valencia es una primera figura cantando para bailar, pero apenas hace festivales en solitario: se los están dando todos a Miguel Poveda.
Esta edición de La Reunión tuvo los mismos defectos que todas las ediciones anteriores. En primer lugar, una cargante presentadora, Génesis García Gómez, que le metió una hora más al festival con sus presentaciones leídas y cansinas. Nosotros abandonamos el patio del cortijo a las cuatro de la mañana y aún quedaban Encarna Anillo, el bailaor Luis de Luis, Diego Clavel, la ronda por tonás y el fin de fiesta. Esperamos que sepan entenderlo, porque por la mañana estábamos en Francia. A ver si ahora que ha dicho Menese que hay que acabar con esto, se acaba de una vez porque, aunque los organizadores justifiquen todo lo que haya que justificar, es una tremenda barbaridad.
Artísticamente, la noche morisca podría resumirse de una manera muy sencilla: triunfó el cante jondo del Nene de Sante Fe y José Valencia. No son cantaores de grandes aportaciones, pero cantan por derecho y emocionaron a los aficionados con entrega, profesionalidad y mucha enjundia. Con sus guitarristas correspondientes, Manuel Carmona y Manuel Herrera.
El cantaor local Raúl Montesinos dio todo lo que pudo, dejándonos una buena petenera, y Encarna Anillo, a la que sólo le escuchamos dos cantes, su arte gaditano muy a compás. A Marga de Jerez le vino algo grande este festival, aunque le echó coraje; y la bailaora Rosario Toledo confundió el escenario de La Fuenlonguilla con la Pasarela Cibeles. Tiene su arte, pero por la mañana habían enterrado a Trini España y, sinceramente, en un escenario como éste pega otra manera de bailar.
El día que se enteren en La Puebla de que Moreno Galván ya no está, y de que Menese también se fue hace años, aunque siga estando, La Reunión de Cante Jondo podría volver a ser una referencia.
