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Réquiem por una gitana

Sevilla homenajea hoy a una de sus más grandes actrices: Mari Luz Navarro, gitana analfabeta de El Vacie y prodigio escénico, para mayor gloria de Federico García Lorca.

el 10 nov 2011 / 20:39 h.

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Los teatros se ponían en pie tras su actuación, pero en la tienda de enfrente no la dejaban entrar. Cuatro ministros fueron a verla; reclamaban su espectáculo desde China, Alemania, Argentina...; los maestros de la escena, desde Mario Gas hasta Vicky Peña, se llevaban las manos a la cabeza ante ese caso inexplicable de genio espontáneo, de dominio innato de las técnicas teatrales contemporáneas. La citaron en The New York Times y otros periódicos de gran renombre. Eso sí, en el hipermercado no podía poner los pies. "Posee un instinto actoral como pocas actrices he visto en mi vida", dijo de ella Nuria Espert. "La incluyo, sin duda, entre las más grandes artistas con las que he trabajado", confesaba ayer, emocionada casi hasta el punto del llanto, la directora Pepa Gamboa, quien la descubriera hace dos años en su montaje de La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. Ella, Mari Luz Navarro, gitana analfabeta de El Vacie y florista del cementerio, muerta hace un año en el Macarena por una malajá de pobre y, a lo que se ve, una de las más grandes actrices españolas de este tiempo, será objeto esta noche de un homenaje para mantener fresca su memoria y para meter algo de dinero en el hogar donde aún la lloran Rafael, su viudo, y sus tres hijos.

Ella tenía 48 años cuando una especie de neumonía descuidada de chabolario la apartó del mundo. "Él la adoraba", recuerda Pepa Gamboa, hablando del marido. "Había mucho amor y mucho respeto en esa familia." Aunque portuguesa de nacimiento, Milú (como la llamaban) era sevillana enteramente, pese a que por aquí, quitando el espejismo del escenario, tampoco es que la tratasen precisamente como a una diva, terminados los aplausos. "Ir con ella era presenciar un permanente rechazo, desde el taxi que no la cogía..." No le venía mal, entonces, representar a la abuela loca en la obra de Lorca, ese drama que comienza con una campana tocando a responso y en el que se dice que un hoyo en el suelo es la única tierra que les dejan a quienes no tienen nada. Que más o menos fue lo que le quedó a Mari Luz, con la excepcionalísima salvedad del último año de su vida, cuando por fin encontró algo más que su rutinaria miseria y un destino prefabricado. Tanto le valió ese breve tiempo, tanto demostró, que ayer, cuando el centro sevillano de artes escénicas TNT mandaba una nota a los periódicos anunciando el homenaje, no lo hacía con la asepsia y la frialdad habitual de este tipo de comunicados, sino como una especie de elegía en la que se aclaraba: "Esto no es una nota de prensa más. Se trata de la más emotiva que hayamos enviado desde la creación de TNT, hace 16 años."

¿Y por qué tanto? ¿Quién era esta Milú que pasó por la escena como una inmensa estrella fugaz? "Era un mirlo blanco", lo resumía ayer tarde, en conversación con El Correo, la directora de esa exitosa versión de La casa de Bernarda Alba montada con actrices gitanas de El Vacie. "Era un animal de teatro. No se sabe por qué razón, y sin haber tenido contacto previo alguno con las tablas, se demostró como una artista imaginativa, respetuosa, divertida, con una personalidad abrumadora rebosante de talento, capaz de reírse de sí misma, que resumía de forma inexplicable todas las técnicas del clown y del arte contemporáneo siendo, como era, ágrafa y sin haber estudiado", relata Gamboa. "Le encantaba. Su muerte fue una tragedia."

Su puesto en la representación lo ocupa ahora Uchi, otra gitana del mismo asentamiento, "una mujer también con mucha verdad, más cartesiana, menos animal de teatro que Milú". Se podrá pensar que el paso por El Vacie de esta actriz sorprendente, junto con todas sus compañeras, deja una bonita anécdota que en nada cambia la realidad desastrosa de ese rincón marginal de Sevilla. Pero lo cierto es, según la directora de teatro, que aquel lugar "ya es otra mirada". Porque a las intérpretes de Lorca, con los meses, les ha empezado a interesar el teatro también como público. "A veces voy allí a fumarme un cigarrito con ellas (que además me regañan por fumar) y veo a los niños pequeños que juegan a representar la obra, y algunos que se saben los textos y los repiten." A sus actrices la admiran esos chiquillos, y quién sabe si no será este el primer paso de un futuro tan sorprendente y bueno para ellos como lo fue el que traía inscrito en su talento, aunque fuese por breve tiempo, la llorada Mari Luz.

La cita, en TNT

El homenaje a Mari Luz Navarro será esta noche a partir de las nueve en el centro TNT-Atalaya, que está en la avenida Parque de Despeñaperros, 1 (cerca de la carretera de Brenes), y los beneficios íntegros irán a la familia de esta portentosa actriz aficionada. La conducción del acto corresponderá al presentador de Canal Sur TV Jesús Vigorra. Pepa Gamboa, la directora de La casa de Bernarda Alba, leerá un texto suyo a modo de evocación y se proyectará un vídeo conmemorativo.

Dos miembros de la Orquesta Barroca de Sevilla, Rafael Ruibérriz de Torres Fernández y Guillermo Peñalver Sarazín, flautas traveseras,  interpretarán duetos de Wilhelm Friedemann Bach, y después, Mari Ángeles Narváez, bailaora flamenca mediante lenguaje de signos, interpretará las bulerías de Camarón tituladas Pañuelo a rayas. Por último, se representará La casa de Bernarda Alba.

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