Después de lo visto el sábado en los primeros encuentros de la jornada, tengo la impresión de que el título liguero se decidirá en la jornada final. Es más, preveo un partido Sevilla-Barcelona de infarto en la penúltima jornada liguera, en la que sevillistas y azulgranas, aparte de sus intereses, pueden jugar indirectamente a favor de terceros. No quiero entrar en valoraciones locales porque pueden pasar tantas cosas, que aventurarse en lanzar pronósticos y comentar situaciones puede llevarnos a cometer muchas equivocaciones. Así que atengámosnos al presente.
Lamentable y ridículo. Cualquier adjetivo calificativo negativo y duro que se les ocurra le cabría perfectamente al partido Betis-Elche (0-3). Me parece lamentable el rendimiento del equipo de Víctor Fernández aun con diez jugadores, penalti y expulsión de Carlos García al comienzo del encuentro ante los ilicitanos. No merece la afición del Betis este tipo de partidos de sus profesionales (técnicos y jugadores), aun quedando partidos y puntos suficientes para revertir la situación. El partido ante los alicantinos es de los que deben sonrojar a los actuantes, jugadores y entrenador, y las excusas subsiguientes son camelos para iniciados en este deporte. Propósito de enmienda, dolor de corazón y todo lo que quieran, pero los béticos, los que pagan con sus problemas diarios, lo que quieren ver de una vez y por todas son puntos y actuaciones más dignas de su equipo.
Espectáculo goleador. Cuando un partido termina 4-3, hay cuatro lanzamientos a los postes y otros aditivos cercanos al gol, no cabe la menor duda que se convierte en un auténtico espectáculo. Ganó el Getafe en el descuento tras un penalti de Lolo a Parejo, convertido por éste y tras repetición, pero si el mejor fútbol fue de los de Míchel, el Sevilla puso todo su arsenal ofensivo en aras de buscar la victoria. Ahora bien, detrás y en mediocampo fueron muchas las carencias ante un equipo de buen fútbol como es el que propone el Getafe. Y es anormal marcar tres goles fuera y perder el partido. Hoy por hoy es abismal la distancia que hay entre defensores y atacantes en el Sevilla. La prueba la hemos tenido en muchos partidos y en Getafe quedó palpablemente demostrado.
