El espectáculo machista al que asistimos por el nombramiento de las ministras y la portavoz del PP, sirve para advertir que la igualdad de géneros está más lejos de lo que sospechábamos. No es tiempo para complacencias ni indiferencias que contribuyen a volver al siglo XX. Lástima que Soraya Sáenz de Santamaría sea una persona constitucional y educada y no respondiera a la gallega a la misérrima y piojosa pregunta de Jimenito Losantos sobre si conoce varón. Habría tenido su puntito homófobo, pero tal vez aclararía la duda que tienen muchos ciudadanos y ciudadanas sobre el locutor de la COPE.
Juan José Fernández Trevijano