Estampa del azulejo de la Esperanza, retirado casi en su totalidad. / Pepo Herrera El Arco de la Macarena presentaba este jueves una estampa un tanto inusual. El azulejo de la Virgen de la Esperanza que corona esta antigua puerta de la vieja muralla de Sevilla, inaugurado en 1923, aparecía retirado casi en su totalidad. Sólo algunas piezas del retablo cerámico seguían en su sitio. La imagen llamó la atención de propios y extraños. ¿Qué le habría pasado al azulejo de la Macarena? La explicación que ayer ofrecieron a este periódico fuentes del Ayuntamiento es que Patrimonio Municipal había procedido en la mañana de ayer a retirar la gran mayoría de las piezas de este azulejo para evitar el peligro de desprendimientos a la calzada, una situación que ya se produjo en vísperas de la pasada Feria de Abril con uno de los azulejos más pequeños que flanquean a derecha e izquierda la imagen de la Esperanza. En concreto con el situado a la derecha de la Virgen y que reproduce los escudos de España y Sevilla, algunos de cuyos fragmentos cayeron al suelo y se fragmentaron. Esta circunstancia motivó, en vísperas de la procesión de ida a la Catedral de la Virgen del pasado 24 de mayo, que los técnicos municipales retiraran por completo este azulejo y optaran por resanar el paramento donde se hallaba situado y por pintar el hueco de amarillo albero, en consonancia con el resto del conjunto. Las mismas fuentes municipales explicaron que «se está estudiando el grado de deterioro que presenta el azulejo con idea de proceder a su reposición o por si fuera necesario realizar una intervención más profunda». Con unas dimensiones de 2,25 por 2,85 metros, el retablo cerámico es obra del pintor Manuel Rodríguez y representa a la Virgen de la Esperanza ataviada con el célebre manto de malla o camaronero. El azulejo, según recordaba ayer el hermano mayor de la Macarena, tiene «cerca de 100 años». En concreto, se inauguró el 27 de mayo de 1923 por la infanta María de la Esperanza de Borbón-Dos Sicilias. El retablo se hizo a iniciativa del director espiritual de la hermandad, Sebastián y Bandarán, que quiso colocarlo en ese lugar porque tradicionalmente todas las puertas y postigos de Sevilla habían sido custodiadas por retablos callejeros de la Virgen. De ahí que el azulejo lleve la inscripción: «Esperanza nuestra. Ella es Tabernáculo de Dios y Puerta del Cielo».