Patriarca de los periodistas andaluces, la personalidad y la obra de Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-Londres, 1944) sigue a día de hoy fascinando a los lectores. Junto a los reportajes La vuelta al mundo en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja o la novela El maestro Juan Martínez que estaba allí, una de sus obras de referencia fue siempre la biografía Juan Belmonte, matador de toros, que acaba de ser felizmente reeditada por el sello Libros del Asteroide.
Publicada inicialmente en 25 entregas para la revista Estampa entre los meses de junio y diciembre de 1935, no tardó en componer un libro con fotografías del mítico matador de toros y dibujos de Martínez de León y Bartolozzi.
Como asegura el también escritor andaluz Felipe Benítez Reyes en el esclarecedor prólogo, este volumen es "la novela sobre Juan Belmonte que Juan Belmonte no podía escribir y que se encargó de idear -y de inventar como tal novela- su paisano Chaves Nogales", explica. El periodista, añade Benítez Reyes, opta por componer una historia de "un pillastre nacido en la calle Feria y crecido en el barrio de Triana que, siendo aún novillero, recibe en Madrid un homenaje que le organizan Valle-Inclán, Romero de Torres, Julio Antonio, Sebastián Miranda y Pérez de Ayala".
Pero también del torero que viajaba con los trastos de matar en una mano y una espuerta de libros en la otra; que soñó con ser cazador de leones en África, pero rumbo al continente negro -que sí sobrevolaría Chaves Nogales- sólo pudo llegar hasta Cádiz; que elogiaba a Guy de Maupassant y le buscaba las flaquezas a Anatole France. "Todavía creen muchos que los toreros deben andar a cuatro patas para ser buenos toreros", dijo el diestro en una de las entrevistas que concedió en vida.
Todo ello y mucho más lo recoge y lo fija de manera magistral Chaves Nogales, quien por cierto no era aficionado a los toros pero sí a las personalidades magnéticas. Un clásico absoluto, "el mejor periodista español junto con Larra", al decir de Andrés Trapiello, y según Arcadi Espada, "un raro ejemplo de tensión antirretórica, de anticasticismo y de compromiso con lo mejor de su tiempo".
