El local es obrador, tienda y bar de degustación, un agradable aroma a bollería recién elaborada se expande por la calle atrayéndonos a entrar en el agradable establecimiento, decorado con fotos de París, un gran ventilador de techo y, por mostradores y estanterías, latas, botellas, tarros, etc., llenos de atractivas tentaciones para el paladar, todo respira refinamiento y buen gusto, como el mismo exquisito trato con el que Wilfried trata a su clientela.
Entre los productos que se pueden tanto degustar allí mismo como comprar para llevar a casa, incluso se pueden hacer encargos para recoger, están, entre otros, por supuesto quesos franceses, así como otros quesos internacionales, patés y foies de elaboración propia, con maravillosas mezclas culinarias, pastas italianas artesanas, dulces, bollería francesa, deliciosos croissants, mermeladas y una selección de vinos y espumosos franceses.
Tras la vitrina climatizada de uno de los mostradores, nos llaman la atención los quesos en sus diversas formas y colores, y las bandejas de cerámica con los patés de elaboración propia, como el paté de pato y setas silvestres (2,95 euros 100 grs.), foie de pato a la pimienta (3,10 euros100 grs.) o foie de oca en vino de Sauternes (3,10 euros 100 grs.) ese dulce néctar elaborado con las uvas Sémillon, Sauvignon Blanc y Muscadelle de Burdeos desecadas por la botritis cinérea, hongos que hacen la labor de pasificar parcialmente los granos y, por tanto, elevar la concentración de azúcar.
En La Oca Gourmet podemos empezar por sus desayunos de diamantes: café y zumo de naranja con tostada con paté francés (2,40 euros) o café y zumo de naranja con croissant de París y mermelada a elegir (1,90 euros).
A mediodía podemos probar, con unas copas de buenos vinos franceses o, por qué no, con fríos botellines de Cruzcampo, unos canapés variados de paté y queso, a 3,10 euros la ración.
Bollería fina, cañas, napolitanas, croissants, nos pueden servir para la merienda, los incondicionales del chocolate también pueden probar sus ricos bombones. En el exterior hay un par de mesas altas con banquitos para los que no quieran renunciar al cigarrito con la copa o, simplemente, para disfrutar de las delicatessen de La Oca Gourmet distrayéndose con el ajetreado ir y venir de la animada calle.